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1 semana.

Había pasado 1 semana desde que le vi por primera y última vez.

Y como era de esperar y para mi propia desesperación, no había contestado.

Pero ya lo superé, ¿Okay?

Después de volverme loca en mi habitación y tras mil y un desastres y accidentes en el trabajo, decidí que ya era suficiente. ¡Me niego a perder la cordura por quien sea!

Apreté mi puño y miré a la nada, totalmente inspirada.

- ¡Me niego!

- ... ¿Eh?

Miré al frente un tanto alarmada y avergonzada. Reí avergonzada al ver a un cliente mirandome extraño tras el mostrador.

- ¿Cómo puedo ayudarte? -. Dije preparandome para tomar el pedido.

Observé al chico, este miraba el menú con confusión, no parecía saber muy bien qué escoger.

- Mi favorito es el frappé con chocolate -. Comenté tratando de ayudarle.

Él me miró y sonrió agradecido. Aceptó mi sugerencia y acompañó su orden con unos panes de mantequilla. Realicé su factura y le indiqué que esperase en momento para recibir su orden, él asintió y fue a tomar asiento.

Reí al verlo ya a una buena distancia de mi.

Irónicamente, él se parecía un poco a ella.

Digo, tiene cabello blanco y...

...

Y solo eso.

Chisté y tiré de mis coletas con exasperación. Ya estaba irritada de estas situaciones. Estaba en un punto en el que era incapaz de no asociar cualquier cosa con ella.

Restregué mis manos contra mi rostro en un vago intento de sacar esas ideas de mi cabeza y volver a la realidad.

- ¡Orden! -. Avisé deslizando la factura sobre el mostrador. Shina no tardó en aparecer y tomar el pedido.

¡Ya lo dije antes! ¡Me niego!

Lo mejor era que ya no pensara en ella. Lo más seguro es que ni siquiera le importe y solo le estoy dando más importancia de la que debería. Solo la vi dos veces en un día, era estupido y muy poco probable que llegue a cruzarme con ella de nuevo.

- Un americano sin azúcar y una napolitana.

Esa voz.

Quedé en blanco tras escuchar aquella voz tan cerca de mi.

¿Otra vez así? qué conveniente.

Parpadeé varias veces sin saber muy bien cómo procesar lo que estaba viendo. No podía pensar en nada.

En respuesta a mi silencio, ella ladeó la cabeza.

Al cabo de unos segundos solté un respingo y con un pequeño espasmo me hice un paso hacia atrás.

Arlecchino alzó las cejas ante mi reacción, me miró de arriba hacia abajo, al igual que aquella noche. Tragué en seco y rasqué mi cabeza mientras volvía a mi posición en la caja. Ella no despegaba sus ojos de mi, lo cual volvía la situación aún más incomóda.

Me pregunto si estará tan avergonzada como yo ahora -. Pensé mientras realizaba su factura.

Tomé la factura y le miré una vez más. Ella miraba su teléfono, lo cual me desconcertó al recordar su falta de interés hacia mi.

You (Arlecchino's Fic) (FemxFem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora