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Solté una fuerte carcajada ante lo que asumí fue un chiste por parte de mi contrario.

Él también rió, así pude confirmar que estaba en lo cierto.

— Tienes una risa muy contagiosa. —. Comentó mientras jugaba con su dedo en el borde su taza de café, mientras me miraba atenta y coquetamente.

Yo sonreí en respuesta.

— Supongo que es otro de mis tantos atributos, el hacer reír al prójimo. —

Él volvió a reír ante mi respuesta. Seguido a eso pude notar cómo estaba empezando a hablar de si mismo, lo cual no me interesaba lo suficiente como para prestarle suficiente atención a lo que decía.

Podía ver como sus labios se movían de arriba hacia abajo y hacían una que otra mueca de vez en cuando mientras hablaba.

Me llamaba la atención su cabellera larga y azul, peinada delicadamente la cual caía ligeramente por encima de sus profundos ojos azules. Tenía manos delicadas y dedos largos, lo cual le aportaba más elegancia, y he de admitir que tenía un muy buen gusto para vestirse.

Es guapo.

Apoyé mi cabeza en la palma de mi mano por encima de la mesa, al mismo tiempo que le miraba fijamente y asitiendo de vez en cuando, dandole la idea de que realmente estaba prestandole atención.

...

Su nombre es Ayato.

Es uno de los chicos más atractivos con los que he coincidido en estos días. Lo conocí gracias al jefe de una de mis amigas, Hu tao. 

Ella me contó que era todo un personaje. Al parecer pretendía ser una persona muy amable y caritativa, pero que realmente todo era una fachada. También me comentó que era una persona muy selectiva a la hora de escoger sus relaciones.

Me adviertió que no me acercara a él.

...

Y yo me lo tomé como un reto.

—Fue encantador, querida

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—Fue encantador, querida. —.Dijo mientras aparcaba su auto frente a un conjunto de apartamentos. —. Me encantaría volver a verte pronto, ¿qué días tienes libres?—.

Yo acaricié su mano coquetamente mientras inclinaba ligeramente mi cuerpo hacia él. Pude notar cómo se estremeció ligeramente ante mis acciones.

— No los tengo. —. Murmuré estando ya a una corta distancia entre su rostro y el mío. —. Pero cuando llames, podría hacer alguna excepción.

Pude sentir cómo su respiración se volvió pesada, yo sonreí y me sentí victoriosa. Pude notar cómo él mismo buscaba cortar la poca distancia entre nosotros.

Yo reí entre dientes y me coloqué correctamente en mi asiento, devolviendo así el la distancia que manteníamos en un principio. Era gracioso ver cómo se esforzaba por mantener un semblante serio y desinteresado ante lo que acababa de pasar; pero podía notar cómo sus ojos azules me observaban atentamente, como si estuviera molesto por no conseguir ese algo que yo sé que buscaba.

You (Arlecchino's Fic) (FemxFem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora