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— ¡Mira lo que te compré! —. Exclamó extendiendo hacia mi un par de patines.

Paré de rellenar los botes de azúcar y le miré a mi amiga. Formé una mueca al entender lo que me estaba insinuando.

— No.

— ¡Oh, vamos! ¡Soy tu jefa! —.Insistió columpiando el par muy cerca de mi rostro.

Ladeé mi cabeza y la miré desganada — Y a la jefa le va a pesar costear los muebles y vajillas nuevos que tendría que reponer —. Tomé los botes y fui a dejarlos en el mostrador junto a la caja.

El quejido de Shina a mis espaldas me hizo reír.

Escuché sonar la campana de la puerta, a lo que volteé inmediatamente, a lo cual vi asomarse una cabellera blanca entrando al local.

Sonreí instintivamente al creer saber quién era, pero al ver la considerable diferencia de tamaño entre estos dos, caí en cuenta de quien era realmente.

Aún así no borré la sonrisa de mi rostro.

— ¡Buen día! —. Saludó y caminó directo al mostrador en donde me encontraba.

— ¡Hola, Kazuha! —. Shina saludó.

Kazuha le dedicó una sonrisa a mi amiga, la cual fue correspondida instantaneamente. Una vez había llegado a mi lado, me dedicó un ademán y un pequeño guiño.

Yo reí y di la vuelta hacia la caja para poder tomar su orden.

— ¿Lo de siempre? —. Pregunté

Por unos segundos observó el menú con una pose pensativa, pero no tardó mucho en volver a mirarme son sus caracteristicos y confortables ojos rojos.

— ¿Qué te parece compartirme otro de tus secretitos del menú? —. Contestó dedicandome una leve sonrisa.

"Este chico es muy tierno, dioses." — Pensé antes de asentir y realizar su factura.

— ¡Orden! —. Avisé y Shina vino a tomar la orden.

Mi cliente tomó su factura y seguido de un corto ademán, fue a sentarse a lo que podríamos considerar como "su mesa"; lo cual no era más que una de las mesas que estaban al lado de la ventana. Al parecer disfrutaba comer bajo el resplandor del sol.

Desde hace unas semanas hacia acá, Kazuha se había vuelto un cliente muy recurrente. Viene todos los días a desayunar y siempre cuando no pide su habitual jugo de frutas y un sandwich de queso, me pide que elija algo del menú por él.

Y no es por presumir, pero siempre le encantan.

— ¡Orden! —. El aviso de mi "jefa" me sirvió para salir de mis pensamientos.

Tomé el pedido se Kazuha y lo llevé a su mesa.

— Mokaccino y croissants de queso crema, para el señor —. Dije en un tono risueño.

La verdad es que era una de mis combinaciones favoritas y por ello me hacía mucha ilusión el poder compartirlo con alguien más.

Kazuha probó su comida, sonreí al ver sus ojos brillar tras haber probado el croissant.

— ¿Lo hice de nuevo? —. Pregunté y solté una carcajada al verlo asentir entusiasmadamente con sus mejillas llenas se comida.

...

Giré hacia la puerta tras escuchar la campana sonar nuevamente. Esta vez llegaron entraron otras personas con las que honestamente no estaba familiarizada, pero eso no quitaba que no fueran clientes.

You (Arlecchino's Fic) (FemxFem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora