Oposición a la muerte

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Llegué al comedor, todos están aquí. Son como las 6:15 AM, odio madrugar.

—¡Buenos días a todos!.—La gran mayoría me saludo de nuevo.—Mi querido Armin ¿Cómo estás? .—puse mi mano en su hombro mientras me siento al lado de el.

—Estoy muy bien Alana, gracias por preguntar. Y tú, ¿Cómo estás?

—Tambien estoy muy bien.—Y sobre eso que me contó Mikasa, ¿Porque llorabas dormida?.

Mikasa volteó para otro lado, lastima que no puedo ver qué la mate 5 veces con la mirada.—¿Porque le dijiste?, se supone que sabes guardar secretos.

—No es nada malo, de todos modos siempre has sido bien expresiva con respecto a como te sientes, no creo que deba ser diferente ahora.
Mikasa dijo todo como si nada. Ahora me da vergüenza llorar.

—Si, ahora es diferente porque me da pena que me vean llorando ¿Sabías?.—Bueno Armin, la razón por la que lloraba es porque soñé brevemente con mi madre.—hice una mueca con mi mano simulando restarle importancia y Armin solo asintió aceptando la respuesta que obtuvo.

—Oye Alana.—dijo Mikasa como si susurrara.
—Dime.—¿Ahí estaba el capitán cuando saliste de la habitación?.
—¿Ya estaba desde que saliste vos?.—Si, dijo que te estaba esperando porque vas a recibir el entrenamiento con el o algo así y que Hange quiere hablar con vos.

—Cuando yo salí estaba recostado al lado de la puerta y le pregunte si necesitaba algo y me dijo que no, y que ni sabía que esa era mi habitación.—despues de decir eso le dí el último sorbo a mi café.—Pues asaber, con razón se rumorea que es raro y aparte enano vaya combo.

—oye Alana—gire mi atención a lo que va a decir Armin, siempre que dice eso se viene una teoría loca y la verdad ¡Me encanta escucharlas!.

—Para que soy buena.—Tu tienes alguna sospecha de quién puede ser la titán hembra.
—Te lo diré afuera, aquí hay mucha ropa tendida.—¿Que es eso de ropa?.—Es decir, hay muchas personas que pueden escuchar.—Claro, después hablamos de eso.—Si, yo ayer le dije a Hange pero sería bueno que escuche lo que tenés para decirle.

Después de salir del comedor comenzamos con los entrenamientos, técnicamente lo único que tenemos que hacer es derribar al capitán Levi.
Todos lo intentamos pero fue en vano.

—¿Tiene los pies pegados al suelo o que?.—pregunto Connie despues de terminar el encuentro con el capitán.

—Oye Connie, te despeinaste mucho.—ambos reímos aunque sabemos que no es un buen chiste.

Que chiste tan mediocre. Ya sé.

Llego mi turno otra vez. Ahora el capitán incluyo un cuchillo ya no solo era con los puños.

—Oiga... ¿No es peligroso esto? Que tal si lo corto por accidente.

—No podrás ni tocarme Fritz así que adelante.

Empecé a acortar distancia, puede bloquear un golpe directo así que es una perdida de energía atacarlo así, puedo intentar un golpe bajó... Quizá en las costillas o una barrida para que caiga.

Me acerque lo suficiente para asestar un puñetazo en su costado izquierdo pero me descuide, en un movimiento agarro el cuchillo de mi mano y lo puso en mi cuello.

—Te lo dije, en un combate real hubieras muerto. Eres débil porque te da miedo lastimar a los demas. Tu técnica de ataque no es tan distinta a la mía pero la desempeñas mal. Ponte a trabajar en eso, en pocas palabras es  deplorable.—soltó mi mano y me indico que me moviera.

Nos acaban de humillar enfrente de todos. Pulga sin sentimientos.

—Eso dolió, lastimo mucho mi ego. Ese enano grosero.—Si te escucha será peor Alana.—dijo Mikasa parandose al lado mío.—Lo que más me da rabia es que tiene razón.—No la tiene, Alana ya quisiera pelear como vos. Eres asombrosa. El solo se equivoca.

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