Rayos y Latidos

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Kartein se encontraba desayunando; ya había pasado un mes desde que Kayden lo rescató y fueron a buscar a su hijo. Él aún no se rendiría, seguiría buscando, no se cansaría hasta encontrarlo. Mientras se llevaba una cucharada de su comida a la boca, su teléfono sonó. Él revisó quién era; al ver de quién era el número que le estaba llamando, rápidamente contestó.

Hola.
La otra persona que estaba al otro lado del teléfono también contestó.

Kartein, ¿por qué no contestas mis llamadas? ¿Dónde has estado para no contestarme?
Kartein escuchó que la voz de la otra persona emitía enojo; suspiró antes de contestar.

Estuve ocupándome de unos asuntos, no te preocupes, estoy bien.
Kayden, que estaba en la cocina preparando su comida, escuchó esta conversación. Por alguna razón extraña, sentía envidia de la persona con la que Kartein estaba hablando, así que se acercó para escuchar mejor la conversación.

Oh, vamos, estoy bien. No tienes que preocuparte, Yuyu.
Yuyu, ¿a quién se refería con Yuyu? Kayden apretó más la espátula entre las manos. ¿Quién era esa persona? Su lado salvaje alfa le decía que le arrancara ese teléfono para saber con quién estaba hablando, pero no podía. Aunque tenía celos, no, concéntrate en otra cosa, Kayden pensó, pero no pudo. Así que mejor solo siguió escuchando.

Descuida, estoy bien. De hecho, estoy en la casa de un conocido.
Conocido, eso por alguna razón le dolió a Kayden.

Tranquila, sé cuidarme. Estoy bien. Mejor, hablando de otra cosa, ¿cómo has estado?

Bien, solo quería preguntarte cómo estás. No te he visto por un tiempo, me preocupo por ti, sabes, eres mi hermano.

Claro, lo sé. No tienes que preocuparte mucho, sabes. ¿Necesitas algo?

La otra persona solo suspiró y dijo:

No, solo quería saber cómo estabas, nada más. Si estás realmente bien, volveré al trabajo.

Por supuesto, nadie puede con el gran Kartein.

La otra persona solo asintió seriamente.

Luego de eso, colgó el teléfono. Kartein colocó el teléfono en la mesa, pero no antes de ver al alfa tratando de escuchar la conversación con una risita.

Sabes, es de mala educación escuchar a escondidas.
Kayden se sonrojó.

No era mi intención solo...
Kayden no pudo terminar. En este último mes, tanto Kayden como Kartein se habían acercado, tal vez a ser amigos, conocidos o algo más. A kartein le encantaba molestar al alfa, así que se acercó a él despacio, como si fuera un gato a punto de cazar a su presa. Kayden no pudo resistir esa forma seductora en la que el omega caminaba; lo tenso. Tenía que irse, distraerse con otra cosa, pero no pudo. Kartein se acercó a él, abrazándolo por detrás, le susurró al oído.

Sabes, deberías ser castigado por escuchar a escondidas.
Susurrándole al oído, Kayden estaba rojo. Este omega se comportaba como un alfa; también era dominante, no dejaba que nadie se acercara a Kayden. Y por lo que Kayden vio, el omega se molestaba cuando llegaba con otro aroma que no fuera el de él. Kayden se apartó ante esta acción. Kartein solo sonrió, pues vio cómo el alfa se ponía rojo. Se alejó de la cocina hacia el comedor, donde siguió con su desayuno, pero no antes de decirle al alfa que tenía que dejar de estar espiándolo. Ante estas palabras, el alfa casi se atragantó con su desayuno. No era su intención espiar al omega; solo no podía sacarlo de su mente.
Después de una conversación, Kayden le entregó unos documentos a Kartein, el cual al verlos se preguntó de qué eran. El alfa, al ver la cara de duda, le dijo:

Son documentos de empresas que he destruido. Ya los revisé, no hay indicios de tráfico de personas, pero pueden que te sirvan en tu investigación para encontrar a tu cachorro.
Kartein se sorprendió. No hacía mucho que también estaba feliz de que el alfa le ayudara a encontrar a su hijo. También recordó las palabras que le dijo el alfa: "No me importa de quién sea ese niño. Cuando lo encuentres, tú y él pueden seguir viviendo conmigo". Esto era raro; no muchos alfas cuidaban al hijo de otro. Esto llenó de alegría a Kartein. Viendo el archivo, agradeció al hombre y siguió con su asunto. La fama de Kayden crecía, al igual que la de Kartein. Para ocultar que vivían juntos, idearon que, para el mundo, ellos no se soportarían, serían como enemigos. No se podía poner a Kartein y Kayden en el mismo cuarto, ya que los demás sabían que si eso pasaba, alguno de los dos terminaría muerto y el lugar destruido.

El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora