18| Respuesta

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Hipo abrió los ojos despacio al no sentir a su amada rubia a su lado, lo cual le desconcertó. Se levantó despacio y salió de la habitación al escuchar algo de ruido en el apartamento.

Sonrió al escuchar música suave y se detuvo en la entrada de la cocina, observando a su amada platinada moviendo la cadera en un baile tranquilo mientras cocinaba. Ella sintió el aroma del castaño y sonrió, girando un poco la cabeza para verlo.

—Hola, guapo. —le saludó, regresando la mirada a la comida

—Cielo.. son las dos de la mañana. —dijo con calma, acercándose a ella

—Lo sé. —sonrió, sintiendo un beso en su mejilla —Me dio mucha hambre, lo siento. —dijo apenada, apagando la estufa una vez la pasta que estaba haciendo estaba lista —¿Quieres pasta? —preguntó feliz, girando a verlo y notando que ya estaba buscando los platos para servir la comida

—Me encantaría comer un poco. —asintió, volviendo a su lado

—He tenido mucha hambre hoy. —murmuró, haciendo una mueca mientras servía la comida en los platos

—Después del viaje tan largo y de lo poco que hemos comido por estar ocupados.. —ella soltó una risa suave y se sonrojó al recordar las actividades que la habían mantenido ocupada —Me parece algo razonable que la tengas. —comentó el chico, tomando la cintura de la platinada y girándola a él para dejar un beso sobre su frente

 —comentó el chico, tomando la cintura de la platinada y girándola a él para dejar un beso sobre su frente

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—Claro.. debe ser eso. —suspiró, sonriendo apenada y dándole su plato de comida

—Gracias, cielo. —tomó el plato y lo llevó al comedor, seguido por ella

Comieron en calma, el castaño la observó con cariño y sonrió sin poder evitarlo al notar su aroma dulce.

—¿Qué pasa? —preguntó desconcertada

—Tu aroma.. es más dulce.. —murmuró

—¿Dulce? —soltó una risa suave —Necesitas dormir, cariño. —bromeó

—Si, lo necesito.. —concordó con una sonrisa divertida —Pero.. hablo enserio. —tomó su mano —Hueles muy dulce.

—Eso es bueno, ¿no? —ella observó sus manos entrelazadas

—Nunca dije lo contrario, cielo. —aclaró con una sonrisa cariñosa

—Uh.. de acuerdo. —le sonrió, concentrando su atención después en su plato

Hamish la observó con una sonrisa, comiendo con calma su propia pasta. Había notado que ese día tenía más hambre de lo normal, pero no le molestaba. Suponía que simplemente había comido menos esos días que estuvo en Noruega, pues recordaba que ella en algún momento dijo no sentir apetito por tanto trabajo.

—Deja de verme así. —murmuró la platinada, sonriendo apenada al notar la insistente mirada del chico

—Perdona. —soltó una risa baja y desvió la mirada para no incomodarla

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