Hipo suspiró de nueva cuenta, queriendo despejar sus pensamientos. Había decidido no ir a la universidad esa mañana, pues no tenía ánimos para convivir con sus compañeros, por no decir que sus libros estaban en el apartamento donde (él suponía) Elsa se encontraba.
No tenía el valor de volver, no aún. No toleraba la idea de ver el enojo de la rubia, o peor.. ver su rostro lleno de dolor y tristeza, como la noche anterior. Recordaba perfecto sus sollozos, su aroma dejando de ser dulce y volviéndose amargo, aquella marca que había hecho sobre su hombro tampoco salía de su cabeza. ¿Por qué lo había hecho? Había arruinado todo...
—¿Te quedarás aquí todo el día? —preguntó Snotlout con voz tranquila, viendo a su primo aún recostado sobre el sillón donde había pasado la noche —No es que me queje, pero.. deberías hacer algo. —le sonrió a medias
—¿Qué se supone que debería hacer? —preguntó en bajo
—Podrías empezar dándote una ducha. —soltó una risa baja al verlo hacer una mueca —Después, come algo y.. Si necesitas respuestas, conozco un grupo de mujeres que podrían ayudarte. —rodeó el sofá y se acercó al castaño, quitándole la manta que lo cubría y jalando su brazo para hacer que se sentara
—¿Crees que las doncellas puedan ayudarme? —le sonrió, acomodándose mejor en el sofá para hacerle espacio a su lado
—Lo han hecho hasta ahora. —se encogió de hombros —Anda, te llevaré al santuario después de que te duches, que enserio te hace falta. —sonrió divertido
—No tengo ropa para cambiarme. —negó con la cabeza
—Gogo dijo que dejaste ropa aquí hace un tiempo...
—Hace tres años.. —le recordó con gracia
—Pero dejaste ropa tuya. —se encogió de hombros, riendo al sentir el leve empujón del castaño, quien también soltó una risa
—Bien, bien.. espero que aún me quede. —se levantó con calma del sofá
—¿Quieres que te haga algo de desayunar? —el pelinegro se puso de pie también
—¿Desde cuando sabes cocinar? —preguntó desconcertado
—Tomo clases desde hace seis meses. Lo sabrías si salieras de tu habitación de vez en cuando. —se burló de él
—Nunca lo mencionaste cuando nos reuníamos. —negó con la cabeza
—Te lo dije en más de una ocasión. —frunció su ceño —Incluso me viste cocinar para el cumpleaños de la abuela. —el castaño lo observó unos segundos, recordando que en aquella fiesta se la había pasado mimando a Elsa para tratar de distraerla de una discusión que había tenido con Kristoff días antes —A.. claro.. estabas ocupado con tu dragona. —recordó el pelinegro, devolviéndolo a la realidad
—P-perdón.. —se disculpó, sonriendo apenado y rascando su nuca como gesto nervioso
—Ya, ya.. está bien. —le sonrió a medias —Ve a darte una ducha, yo me encargo del desayuno.
Hamish asintió con la cabeza y se dirigió a la que ahora era habitación de su primo. Gogo había salido temprano esa mañana para ir a la universidad y su abuela había sido llevado a casa por el pelinegro la noche anterior, después de asegurarse de que Hipo estaba estable como para dejarlo ahí.
El castaño recordó lo que había hablado con Gogo en esos momentos en los que estuvieron solos. Ella quería poder renunciar a ser Alfa, estaba dispuesta a dejar de serlo con tal de poder estar con el precioso chico de rasgos asiáticos al que había conocido en una cafetería hacía unos años. El pequeño omega se sentía algo incómodo con el intenso aroma de Gogo y ella se aseguraba de tomar una nada saludable cantidad de supresores siempre que lo veía, para poder estar cerca sin molestarlo y tomar tanto medicamento le estaba comenzando a afectar.
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UN NUEVO LEGADO
FanficUna leyenda, dos chicos diferentes al resto. Él desea ser mejor Alfa, ella desea unir a su familia. El destino les tiene preparado un gran cambio, ¿serán capaces de mantener el nuevo legado?