PRÓLOGO

213 20 1
                                    

Soy un hombre que pagó por tener se*xo. No es que me hiciera falta, ya ves, pero era la única manera de no acabar bien jo*dido. Bueno, que me «jo*dieran» era básicamente el objetivo, pero no en el sentido que me refería antes. En resumen: Pagué una cantidad desorbitada de dinero, dos millones de dólares para ser exactos, para poseer a una mujer durante dos años. Ella era virgen y merecía bien la pena, pero entonces hice lo impensable.
Me enamoré de ella.
Para empeorar más las cosas, descubrí la razón por la que, de entrada, había puesto su cuerpo en venta. Lo hizo para salvar una vida. Yo la compré para echar un polvo. Está claro que yo era el ca*brón en la ecuación, pero iba a compensarla aunque muriera en el intento.
Mi nombre es Alfonso Herrera y esta es la continuación de mi historia.

Un millón de placeres culpables |Anahi y Alfonso| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora