97.(H) paciencia es mi segundo nombre

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HARRY

CLXIV

De alguna forma Harry había estado pensando en ella toda esa noche.

Toda su vida. 

Lucía más joven y pequeña de lo que recordaba en las fotografías y pensó que casi podría pasar por una estudiante de último año. Su largo cabello reposaba en sus hombros y lo observaba con una expresión tan preocupada como suave. 

Harry sentía que de verdad lo veía.

A él, todo él. Como si lo conociera. Como si la conociera.

En su corazón, así era. 

—Tu padre está en camino. Quiere verte —dijo ella en voz baja—. Has crecido tanto... Todo irá bien, mi cielo, tú puedes con esto...

Y allí estaba su padre un segundo después.

Alto con cabello desordenado idéntico al suyo. 

James Potter le sonrió como si aún compartieran el mismo terreno de los vivos. Como si hubiera hecho algo maravilloso y estuviera orgulloso de él. Por ese instante, Harry sintió la dicha de tener a sus padres con él. 

—Te amamos tanto... —la voz de su madre sonaba distante.

—Cuando la conexión se rompa, desapareceremos luego de unos momentos... Te daremos tiempo para escapar... Toma el traslador y...

—Pero... —movió Harry la cabeza en otro inútil intento por encontrar a Cedric.

—Él está vivo —una mueca cubrió el rostro de Lily y luego una sonrisita—. Es bueno para ti. Nos gusta...

James soltó una risa divertida y frunció el ceño.

El esfuerzo que Harry estaba manteniendo por sujetar su varita terminó cuando el rayo dorado se partió de pronto y el impulso lo llevó hacia atrás. Manchas claras destacaban en el horizonte incluso cuando la luz se desvaneció y se apagó el canto del fénix. 

Harry deseaba más tiempo con ellos... 

Los amo —susurró, sabiendo que lo escucharían. 

Algunos mortífagos se esfumaron. 

Magos se acercaban, atacándolos. 

Hechizos de todos los colores surcaban el cielo oscuro. 

Los fantasmas permanecieron a su lado, cercándolo como un escudo. 

Olvidando el dolor, Harry corrió en dirección a donde había visto a Cedric por última vez, esquivando maldiciones. Pasó entre las tumbas y le habría gustado que el encantamiento convocador sirviera para encontrar personas... Conocía a Cedric como la palma de sus manos. 

—¡Aturdanlo! —oyó gritar a Voldemort— ¡Lo voy a matar!  

Una lápida se interpuso en su camino y creyó que le golpearía...

En su lugar, atrapó un hechizo, que la partió al medio. 

Resguardándose tras un ángel de mármol para evitar los chorros de luz roja, se preparó para continuar. Agarró fuerte la varita, se asomó y consiguió ganar un poco de tiempo lanzando un encantamiento obstaculizador a los mortífagos que lo perseguían.

Otros los protegían de una tanda de magos en uniforme...

Del Ministerio.

Recordó que Cedric tenía la capa de invisibilidad. ¿Podría estar usándola? 

Accio —habló por lo bajo, observando hacia todos lados. 

Notó un movimiento a varios metros y alcanzó a ver los zapatos de Cedric.

El chico que amo -HEDRIC (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora