"Cena de negocios."
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Estoy en mi tina de baño, recostada después de pensar en qué querrá Konrad viviendo aquí.Pero eso sí, no me iba a dejar joder tan fácil por él. Salgo de la tina y me envuelvo en una bata de baño, con mi cabello en una toalla. Nuevamente voy al cuarto y saco de mi armario un hermoso vestido color azul muy intenso, pegado al cuerpo, con una gran abertura en la pierna. Es manga larga y tiene un escote bajo que hace que mis senos se realcen y se vean perfectos.
Me pongo una lencería a juego y unos tacones negros con detalles plateados. Seco mi pelo con el secador, me pongo delineador y dejo mi pelo suelto, pero con un ganchito de pelo puesto atrás, agarrando dos mechones. Me coloco perfume y salgo. Tuve que bañarme a las 4 para estar lista a las 6, porque tengo que llegar allá a las 7 exacto. Me echo un vistazo en el espejo, reviso que no me falte nada y salgo de mi habitación. Veo la hora y tengo media hora para llegar a donde me cito Konrad.
Cuando salgo de la casa para tomar mi auto, veo que ya me espera un carro. Es un señor no tan alto; su cabello es canoso, sus ojos marrones y su piel clara.
—Buenas noches, señorita -dice el hombre-. Soy el señor David y soy el chófer de Konrad. Él me ha enviado por usted.
—Hola, mucho gusto -respondo-. No me habían avisado, pero gracias por esperar.
—Tranquila, señorita -afirma David-. Ese es mi trabajo.
El chófer abre la puerta y me monto en el carro. Veo que él conduce hacia las afueras de la ciudad. Le pregunto a dónde vamos, y él me dice que Konrad le pidió que me llevara a un restaurante que queda afuera de la ciudad.
Al llegar, el chófer abre mi puerta.
—Gracias —le digo—. ¿No sabe si Konrad ya llegó?
—Sí, señorita -responde-. Él me avisó que acaba de llegar cuando me preguntó si la fui a recoger.
—¿En serio? —pregunto—. ¿Cree que lo voy a desobedecer?
—No es eso -explica David-. Él es muy puntual y odia esperar. Así que mejor entre antes de que se estrese. Créame, cuando está estresado, es mejor no dirigirle la palabra."
Vaya, solo de pensar que se molesta por todo, me dan hasta ganas de irme.
Me dirijo a entrar y le doy mi nombre a una señorita que está en la entrada. Le digo que ya me están esperando y me guía.
En una mesa del fondo, veo a Konrad sentado con una copa de vino en la mano.
—Vaya, Becker, te ves bien cuando te bañas -dice eso con burla en su cara.
—Hola, ¿cómo está? -pregunto-. Muy bien, y tú -me respondo a mí misma con ironía.
—¿Ya terminaste con tus tonterías? -me pregunta.
—¿Y tú ya terminaste de ser mal educado? -respondo.
Él bota una bocanada de aire y gira sus ojos. Se levanta y me da la mano.
—Buenas noches, Becker. Está bien, ya te puedes sentar.
Me siento algo molesta por cómo está actuando, y creo que es porque lleva unas cuantas copas de vino.
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Oscuro Deseo
RomanceEn la penumbra de los sentimientos no expresados, donde los amores prohibidos se entrelazan con los oscuros deseos, se encuentra la historia de hailey Una historia que fluye entre la pasión y la lujuria, entre lo que se dice y lo que se calla. Haile...