Capitulo 7: EL MIRADOR

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Konrad
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Conduzco mi moto a gran velocidad para llegar más rápido a mi destino.

Veo de reojo a Hailey; está asustada y puedo sentir cómo tiembla mientras me agarra la cintura con fuerza. Siento su corazón latir en mi espalda, y la verdad es que me gusta verla de esa manera, tan inocente e inofensiva. No sé qué pasa entre ella y yo; la verdad es que no sé cómo explicarlo, pero cuando la tengo cerca, todo en mí cambia, me vuelve dócil.


Me vestí así y quise llevarla en mi motocicleta al mirador.

Tengo a hailey más vigilada que cualquier otra cosa; no he dejado de pensar en ella.

Por lo último que pasó, decidí poner cámaras de vigilancia en su habitación.

Cuando la vi temprano por las cámaras, me molestó verla con alguien, creo que se llamaba Liam. Ver cómo la besaba mientras ella estaba acostada sobre su cuerpo me afectó demasiado.

Incluso tuve que cambiar de teléfono porque lo arrojé contra la pared debido a esa escena. Además, me enfureció que ese tipo la tocara de esa manera.

Para ser sincero, cuando escuché su conversación y supe que ya no estaba lista para estar con él, me sentí aliviado.

Me emociona saber que ella no se siente preparada para estar con él y que todavía es virgen.

Sin embargo, ella no sabe que todo su cuerpo me pertenece. Pero lo descubrirá muy pronto, ya que me pertenece desde el momento en que quiso ponerme a prueba.

Continuamos en la carretera hasta llegar al mirador, un lugar al que quería llevarla desde que la acosté en mi cama, tan inocente y frágil. Venir aquí me calma; siento paz, y espero que ella también lo sienta.

Es un lugar diferente, lejos de los alborotos que la rodean: su empresa, la boda de mi madre y su padre. Todo debe ser estresante para ella.

Estaciono la moto cerca del mirador para que ella pueda disfrutar de la vista. Aún siento su agarre fuerte en mi cintura. A decir verdad, creo que tiene los ojos cerrados; no puedo verla debido al casco. Pero siento su cuerpo pegado al mío, y no sé si se quedó dormida. La muevo un poco.

—“Hailey, ya llegamos”, le digo. Ella afloja un poco el agarre y se disculpa por no haberme soltado antes.

—Lo siento de verdad, no me gustan las motos. Me asusté un poco; no sabía que ya habíamos llegado. La verdad es que tenía los ojos cerrados.

—Lo noté, Hailey. La forma en que me agarraste fue increíblemente fuerte.
Seguro amaneceré con un hematoma por ese agarre.

—No te burles de mí; no te agarré tan fuerte, pero igual te revisaré.

—No quiero que veas mi cuerpo; ¿quieres desnudarme, Hailey?

—Tarado, solo quiero verificar que no te lastimé como dices.

—Permíteme quitarte el casco primero, y luego puedes inspeccionar mi cuerpo con gusto.

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