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Un mes desde su último periodo de calor. Un mes desde que prefirió ignorar al mundo, incluyendo a Kakucho. Sabe que no debe de hacerlo, pero de primera instancia tiene en cuenta que jamás debió pedirle aquella estupidez a su mejor amigo.
Eran eso, mejores amigos.
No debía cruzar los límites y ya lo había hecho.
Cuando se topaba en los pasillos de la escuela, cuando se dirigían cada quien a sus respectivas clases, la culpa residia en el. Podía notar que al igual que el, Kakucho no entendía mucho de la situación, pero ni el mismo entendía. Solo sentía que era lo mejor y que no debía continuar lastimandolos.
—Iza, ¿estas bien?— Manjiro, desde el marco de la puerta de su habitación le preguntó, mirándolo con duda y algo de desconfianza —Hueles... algo raro— dijo bajo, esperando no enfadar al omega que ya se veía de por si, cansado
—Uh, si, he estado un poco...— se detuvo, mientras cubría su boca con sus manos sintiendo la ya regular sensación salada en su garganta, misma que le acompañaba desde hace una semana
Izana corrió al baño en su habitación, inclinandose en el retrete para devolver lo que había tomado en el desayuno. Manjiro, con una mueca de asco, se acercó hasta la puerta del baño, mirando con preocupación a su hermano.
Cuando Izana estuvo mejor, miro a Manjiro. El joven alfa miró al omega con duda, notando las ojeras bajo sus ojos, sus ojos llorosos e hinchados y su aparente estado de decadencia. Se veía que estaba pasándola mal.
—¿Cuándo fue tu celo?— preguntó, con una incógnita naciendo en su cabeza, esperando no tener razón por una vez
—Hace un mes, exactamente— dijo, recordando perfectamente la fecha por ciertas cuestiones
—¿Lo pasaste solo?— las dudas llegaban poco a poco mientras observaba a Izana abrir sus ojos en grande y retener un grito
—No— respondió finalmente, dejándose caer en suelo, junto sus piernas y las pego a su pecho, cubrió su boca con una mano mientras con la otra comenzaba a golpear el suelo
—Así que...— se detuvo antes de hablar —El tipo te dejo de encargo— dedujo, respirando hondo
—Es que no fue cualquier tipo— sus ojos brillaron por las lágrimas contenidas, se abrazo a si mismo mientras su pecho comenzaba a martillar, sintiendo dolor —Lo pase con Kakucho— dijo, tan bajo que el contrario apenas y le escucho
Manjiro Sano no era particularmente un alfa con gran habilidad de comprensión, ver a Izana tan asustado y pareciendo estar al borde de una crisis no le ayudaba a calmar sus instintos de naturaleza protectora.