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Jodido.
Esta terriblemente jodido.
Su aroma cobra mayor fuerza en tanto al tercer aroma a leche materna, usa inhibidores cada dos horas con el fin de mantener su roma en un bajo perfil y se rocia de perfume de vainilla.
Su vientre es otro caso, se ve algo abultado y los abrigos de Shinichiro, que ha robado sin su consentimiento, son sus mejores aliados.
Su cita fue la semana pasada, los dos cachorros parecen ir en perfectas condiciones. Pudo ver como los dedos de las manos y pies ya estaban separados y se comenzaban a formar las uñas, sus órganos según la doctora se siguen formando, pero todo parece indicar que se encuentran en peso y tamaño adecuados.
Toma vitaminas y y pastillas qué le dan asco, pero lo hace por el bien de sus futuros hijos aunque le provoquen esa terrible sensación salada subir a la garganta. Aunque las náuseas y mareos han disminuido bastante.
Tiene pensado hablar con su familia en la cena, Kakucho le dijo que también hablaría de una vez con su familia. Esta preparado para cualquier cosa que deba pasar. Con sus grandes ahorros de los últimos tres años, tiene dinero suficiente para contribuir al gasto de la compra de un nuevo departamento con mayor comodidad. Las últimas dos semanas, junto al alfa, han estado viendo lugares y tienen buenas opciones ajustadas a su recaudado presupuesto. Además, Kakucho tiene un trabajo en un empleo de medio tiempo como mesero, su paga es bastante buena por el lugar y zona, además de que recibe buenas propinas la mayoría del tiempo.
Esta recostado de lado en su cama, con las sábanas cubriendole hasta los hombros, debajo de esta, acaricia con lentitud su vientre. Tiene una sensación de cosquillas al hacerlo y la sensación de increíble paz le hace latir con fuerza y emoción el corazón.
Su lobo, contrario a él, es bastate llorón y se encuentra bastante sensible así como delicado con respecto al tema del embarazo.
Sus ojos comienzan a cerrarse y cae dormido.
Un rato más tarde, Izana abre sus ojos por la sensación de caricias en la espalda. Emma está sentada en el borde de la cama mirándolo con sus ojos bañados en ilusión.
Sus sentidos vuelven en sí y la mira casi horrorizado.
—Iza, relajate— le pide, mirándolo con ojos brillantes —Se ve muy bonita tu pancita— habla bajo
Izana suspira, mirando a Emma con detalle, ella no parece sorprendida ni mucho menos enojada. Puede ver en sus ojos la añoranza y el cariño en sus caricias suaves.
—La cena esta lista— le dice final en, levantándose —Te veo abajo— dice, antes de irse y dejarle solo en la habitación
Respira hondo y se prepara para lo que se avecina. Baja lento, con un abrigo puesto. Los tres adultos en la mesa le miran con duda, pero no dicen nada al respecto, en cambio, todo pare ir bastante normal.
