Capítulo 7. EXTRAÑAS SENSACIONES

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«Qué bonito trabajo el de la luna: iluminar vidas cuando andan a oscuras».

—Esta es la habitación de Lucas y ahora es la tuya —informa Delilah con una enorme sonrisa

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—Esta es la habitación de Lucas y ahora es la tuya —informa Delilah con una enorme sonrisa.

—Puedo quedarme en otra habitación —insiste Noelia—. No creo adecuado que invada su espacio y...

—Tonterías, querida —contradice Delilah con la misma actitud risueña—. Ahora tienen que compartirlo todo. No es correcto que duermas en otra habitación. Esta es la que te corresponde.

Noelia traga un poco con dificultad y sonríe con cortesía.

—Los médicos nos han dado grandes noticias —dice con efusividad—. Muy pronto lo tendremos aquí en la casa y seguro él querrá tenerte a su lado, cuidándolo y acompañándolo.

—Sí, seguramente —exclama con disimulada ironía.

—Te dejo para que te cambies y te vistas con propiedad. Recuerda que te esperamos para la cena. Aquí somos muy estrictos con los horarios, así que debes estar puntual para las comidas, ya poco a poco te iré enseñando las demás normas y rutinas de la mansión.

Algo en el tono de voz de Delilah le produce escalofríos a Noelia. Sin embargo, sonríe una vez más y asiente de acuerdo.

—Estaremos todos para la cena, esperemos que Xandro pueda venir —anuncia y la piel de los brazos de Noelia se eriza de emoción ante la posibilidad de verlo después de todos esos días—. A él no lo conoces, o, ¿sí?

—Lucas me habló algo de él —contesta rápidamente.

—Bueno, querida —le da un sonoro beso en cada mejilla—. Acomódate a tu gusto —dice extendiendo sus manos y mostrando la enorme y lujosa habitación.

Delilah sale y Noelia contempla el lugar. Es una alcoba amplia, amoblada exquisitamente que refleja la masculinidad de Lucas en cada rincón: líneas rectas y muebles robustos, tonos oscuros que contrastan con la luz natural que se filtra por las cortinas entreabiertas. La cama, imponente y bien hecha, parece esperar la presencia de su dueño ausente.

Por un momento, el aroma que emana en el aire la distrae. Es una mezcla sutil de madera, con lo que deduce, es el olor de la colonia de Lucas que se conserva en el ambiente, envolviendo cada rincón. Le resulta agradable.

Al respirar ese perfume tan particular, una cálida oleada de emociones envuelve a Noelia. El aroma evoca recuerdos no vividos, sensaciones que parecen pertenecer a un pasado que nunca fue suyo. La fragancia, en lugar de parecerle ajena, se vuelve familiar, casi reconfortante.

Siente una extraña cercanía con Lucas a través de ese aroma. Sus sentidos se agudizan, y mientras recorre la habitación, cada detalle parece cobrar vida. El suave tacto de las sábanas, la luz tenue que se cuela por las cortinas entreabiertas, todo contribuye a esa sensación de familiaridad en un lugar tan ajeno para ella.

Un anhelo del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora