Capítulo I: Tiempos de Guerra

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Erick caminaba junto a su padre por las bulliciosas calles de la ciudad, observando con curiosidad a los soldados de la Federación Unida que patrullaban montados a caballo. La majestuosidad de sus uniformes y la determinación en sus rostros contrastaban con la sensación de inquietud que se apoderaba de Erick. Había escuchado rumores de que se anunciaría la obligatoriedad del servicio militar en la capital, un decreto que obligaría a cada familia a enviar a un hombre joven para unirse a la guerra.

Mientras caminaban, el padre de Erick, con el semblante serio y preocupado, comentó: "Hijo, el anuncio de la obligatoriedad del servicio militar es inminente. Todas las familias deberán enviar a uno de sus jóvenes a la guerra".

Erick, sintiendo un nudo en el estómago, respondió: "Pero padre, ¿qué sucederá con aquellos que no quieran ir? ¿Y las familias que dependen de esos jóvenes para sobrevivir?"

El padre lo miró con una mezcla de tristeza y resignación. "No habrá elección, Erick. La Federación Unida está decidida a reforzar sus filas a cualquier costo. Aquellos que se nieguen a cumplir serán castigados severamente. Es un tiempo difícil para todos nosotros."

Mientras continuaban su paseo, Erick no podía dejar de pensar en las implicaciones de aquel decreto. La idea de abandonar su hogar, su familia y todo lo que conocía para enfrentarse a los horrores de la guerra lo llenaba de temor. Sin embargo, también sentía una extraña mezcla de deber y curiosidad por el campo de batalla. ¿Sería capaz de soportar la crudeza de la guerra? ¿Podría enfrentarse a la realidad de matar o ser asesinado?

El bullicio de la ciudad parecía desvanecerse mientras Erick se sumergía en sus pensamientos. La imagen de su madre, siempre preocupada por el bienestar de su familia, y de su hermana menor, inocente y ajena a los peligros que se avecinaban, lo hizo cuestionarse aún más. ¿Estaría dispuesto a sacrificarse por su patria, incluso si eso significaba dejar a su familia en una situación vulnerable?

De repente, el sonido de un tambor rompió su trance. Un grupo de soldados se había detenido en la plaza central y un oficial comenzaba a leer en voz alta el decreto oficial de la Federación Unida. La multitud se congregó alrededor, escuchando atentamente cada palabra. El oficial proclamó con voz firme: "Por orden del alto mando de la Federación Unida, cada familia deberá enviar a un hombre joven para unirse a nuestras fuerzas armadas y defender la libertad y la justicia de nuestra nación. Aquellos que se nieguen a cumplir serán considerados traidores y enfrentarán las consecuencias más severas."

Erick sintió un escalofrío recorrer su espalda. La decisión estaba tomada, y el destino de muchos, incluido el suyo, había sido sellado. La guerra ya no era una amenaza distante; se había convertido en una realidad ineludible que pronto llamaría a su puerta.

Una voz curiosa interrumpió sus pensamientos. Una joven, con ojos llenos de preocupación, preguntaba si la obligatoriedad del servicio militar era solo en la capital. El soldado, con un aire de autoridad, confirmó que, por el momento, la medida se aplicaba únicamente allí. Erick sintió un alivio momentáneo al escuchar esto y compartió una breve sonrisa de alivio con su padre.

Sin embargo, ese alivio fue efímero. La actitud entusiasta de su padre, quien lo alentaba a unirse al ejército y, al mismo tiempo, formar una familia, lo llenó de dudas y molestia. No estaba seguro de querer cumplir con esas expectativas impuestas por su progenitor. La idea de convertirse en un soldado y, además, asumir responsabilidades familiares en medio de una guerra, le parecía abrumadora.

A pesar de sus inquietudes, una determinación férrea se apoderó de él. Sabía que debía hacer algo por su familia, que no podía quedarse de brazos cruzados. Con esa resolución en mente, decidió registrarse para que su familia contribuyera con un hombre en la guerra. Su decisión no solo significaba cumplir con el decreto, sino también proteger a los suyos del estigma de la traición y las represalias que seguirían.

Sombras de Guerra: La Guerra de las garras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora