Capítulo 3: El precio de la admisión

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El crepúsculo descendía lentamente sobre el horizonte occidental, pintando el cielo con pinceladas doradas y rosadas, mientras los tres formidables aviones de la muerte se adentraban en territorio enemigo, envueltos en la oscuridad de la noche y la incertidumbre de la misión que les había sido encomendada. La atmósfera estaba impregnada de una tensión palpable mientras los pilotos, imbuidos de un sentido inquebrantable del deber, se preparaban meticulosamente para el desafío que aguardaba más allá de las líneas enemigas.

Una vez que tocaron tierra enemiga, los soldados se lanzaron a la acción con una precisión digna de elogio, despejando el camino de obstáculos y enfrentando a los guardias enemigos con una letal eficacia. Sin embargo, en medio del caos de la batalla, Jorge, uno de los valerosos pilotos, se vio envuelto en una tormenta de recuerdos, reviviendo el encuentro con el chico y su abuelo que habían dejado una profunda impresión en su conciencia. Un torbellino de emociones lo embargó, mientras se preguntaba angustiado sobre el destino de aquellos inocentes en medio del conflicto despiadado que asolaba la región.

En un momento crítico, un soldado enemigo se abalanzó sobre Jorge, aprovechando su momentánea distracción para intentar infligirle daño. Sin embargo, en un acto de valentía desinteresada que resonaría en las páginas de la historia, Guillermo, su leal camarada de armas, se interpuso valientemente en su camino, recibiendo el impacto de bala que estaba destinado a Jorge. El dolor se reflejó en los ojos de Guillermo mientras luchaba por mantenerse en pie, su sacrificio ejemplar irradiando un resplandor de heroísmo en la oscuridad de la noche.

A pesar de la herida sufrida por Guillermo y la conmoción emocional que embargaba a Jorge, los tres soldados continuaron avanzando con una determinación implacable, enfrentándose a cada obstáculo con coraje y perseverancia. Con una precisión letal, eliminaron a los soldados enemigos que se interponían en su camino, su resolución alimentada por el propósito inquebrantable de la misión que los impulsaba hacia adelante.

Finalmente, llegaron al recinto donde reposaban las codiciadas piedras, un tesoro cuyo valor trascendía lo material y se sumergía en las profundidades de la historia y el mito. En ese instante crucial, Henry, consciente del sacrificio de sus camaradas y del peligro inminente que los acechaba, se ofreció voluntariamente para recuperar las piedras mientras ellos descansaban y curaban sus heridas, su espíritu de camaradería y sacrificio irradiando una luz de esperanza en la oscuridad de la noche.

Mientras Henry se alejaba en busca de las piedras preciosas, Guillermo y Jorge se dejaron caer exhaustos en el suelo, el peso de la guerra y el dolor de la batalla pesando sobre sus hombros. Jorge se acercó a Guillermo, su preocupación evidente en su rostro fatigado, y le dirigió una pregunta cargada de emociones. "¿Por qué te interpusiste en mi destino?", murmuró con voz entrecortada por la gratitud y la confusión.

Guillermo, con una sonrisa débil en los labios y un brillo de gratitud en sus ojos cansados, respondió con sinceridad desde lo más profundo de su ser. "No sé qué haría sin ti, Jorge. Eres más que un camarada de armas; eres un amigo, un hermano. Te quiero demasiado", confesó con voz entrecortada, sus palabras resonando en el silencio de la noche como un tributo al vínculo indestructible que los unía en medio de la oscuridad y el caos de la guerra.

El ambiente se tensó con la llegada de los soldados de la Federación Unida, cuyos pasos resonaron con solemnidad sobre el suelo marcado por la reciente batalla. La inminente confrontación, una prueba más de la habilidad y el temple de los intrépidos pilotos, se manifestaba como un desafío a su determinación y destreza.

Jorge, erguido con determinación, respondió al llamado del deber con una rapidez sorprendente, sus movimientos llenos de una energía frenética impulsada por la urgencia del momento. Con un gesto certero, tomó su arma y se unió a Guillermo en la lucha, enfrentando a los soldados enemigos con una resolución inquebrantable y una habilidad táctica afilada por incontables horas de entrenamiento y experiencia en el campo de batalla.

Sombras de Guerra: La Guerra de las garras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora