Jorge

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En el corazón de una fortaleza militar de renombre, destacaba la figura de un joven de cabellos pelirrojos y ojos verdes, cuya mera presencia imponía respeto y reverencia entre sus subordinados. ¿Era este respeto ganado meramente por su rango militar, o acaso también por su imponente poder socioeconómico? La respuesta residía en una combinación de ambos factores. Este joven era nada menos que Jorge von Karajan, el Gran Duque cuya posición como el heredero más adinerado de todo el continente confería un aura de autoridad inigualable.

A pesar de su juventud, la posición social de Jorge era imponente, marcada por la opulencia y la influencia que su linaje nobiliario le confería. Pero su poder y renombre no se limitaban a las salas de la alta sociedad; Jorge también era reconocido como uno de los temibles miembros del trío de bombarderos y soldados conocido como Kaiserliberg en la Federación Unida. Cada vez que este trío de élite hacía su aparición, la muerte y la destrucción seguían sus pasos, sembrando el terror entre los enemigos y consolidando su reputación como figuras de temer en el campo de batalla.

La pregunta surgía inevitablemente: ¿Cómo podía un joven de tan corta edad ostentar no solo una inmensa fortuna, sino también el prestigioso título de Gran Duque? La respuesta residía en una tragedia que marcó profundamente su infancia. ¿Recuerdan la infame masacre de Karajan? Este trágico episodio quedó grabado en los anales de la historia de Nortchland, como el violento asesinato de la familia más adinerada y poderosa de la región a manos de hombres de la Federación Unida.

Hace algunos años, en una época en la que los von Karajan disfrutaban de una posición de preeminencia y respeto en la próspera región de Nortchland, la tragedia golpeó con despiadada fuerza a esta distinguida familia. Los von Karajan eran reconocidos como amigos cercanos y leales aliados del señor von Bern, un hombre de gran influencia y poder. Juntos, compartían una vida llena de privilegios y prosperidad, respaldando financieramente a von Bern en sus empresas y proyectos.

No obstante, con el estallido de la guerra, las fuerzas de la Federación Unida se volvieron contra aquellos que disfrutaban de mayores recursos y privilegios. En un acto de crueldad y envidia desmedida, la Federación desencadenó una feroz ofensiva, en la que miles de hombres ávidos de poder asaltaron el Palacio de Invierno de los von Karajan.

El bullicio ensordecedor de los invasores resonó en los pasillos, ahora desprovistos de su antigua opulencia, mientras saqueaban todo a su paso. Los lujosos objetos y las joyas valiosas se convirtieron en botín para aquellos que solo conocían la codicia. Sin embargo, lo más atroz aconteció cuando se encontraron cara a cara con los miembros de la familia von Karajan.

En los salones ahora sombríos y desgarrados del Palacio de Invierno de los von Karajan, resonaban los ecos de un esplendor pasado, un eco que solo intensificaba la amarga realidad del presente. Los invasores, con sus botas embarradas y sus armas ensangrentadas, irrumpieron con violencia en los sagrados recintos, despojando a su paso de todo vestigio de opulencia y dignidad.

Las riquezas acumuladas durante generaciones fueron saqueadas con avidez, los muebles antiguos, las obras de arte invaluables y las joyas centelleantes se convirtieron en presa de la codicia desenfrenada de aquellos que solo conocían el valor del metal y el brillo del oro. Las paredes, que alguna vez habían sido testigos de banquetes suntuosos y bailes elegantes, ahora estaban manchadas con la crudeza de la violencia, los gritos de los indefensos resonaban en los corredores como un eco desgarrador de la desesperación.

En medio de esta vorágine de destrucción y caos, los miembros de la familia von Karajan enfrentaron su peor pesadilla. La élite aristocrática, cuyas vidas estaban marcadas por la opulencia y el poder, se vio repentinamente confrontada con la crueldad y la brutalidad de la guerra. Los niños, acurrucados en un rincón oscuro, apenas podían comprender la magnitud del horror que se desplegaba ante ellos, mientras que los adultos, conscientes de la inminente tragedia, luchaban por proteger a los más vulnerables entre ellos.

Sombras de Guerra: La Guerra de las garras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora