2. voleibol

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Al día siguiente, después de haber acabado sus clases, y, en el intermedio antes de que los clubs comenzaran, Haruto decidió ir a explorar el Karasuno de la forma en que hasta ese entonces no lo había hecho

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Al día siguiente, después de haber acabado sus clases, y, en el intermedio antes de que los clubs comenzaran, Haruto decidió ir a explorar el Karasuno de la forma en que hasta ese entonces no lo había hecho. Los pasillos estaban normal, no le pareció la gran cosa, los espacios verdes que la preparatoria tenían le pareció que podían ser mejor cuidados, pero estaban aceptables, fácilmente podría pasar ahí algún descanso o algún almuerzo... Si no fuera porque aun no hace ningún amigo allí.

Se dio cuenta del gimnasio que había frente a él, un edificio de colores beige y no muchos ventanales que dejaran ver el interior. La curiosidad lo llevó a caminar hasta este y acercarse a la puerta principal, la cual abrió con un crujido. Al entrar, se encontró con un espacioso pabellón deportivo. Observó el suelo de madera pulida y el olor a barniz y sudor le resultó extrañamente familiar.

Con una sonrisa, decidió explorar un poco más —claro está que antes de entrar se cambió de zapatos, agradecía siempre tener un par de zapatos deportivos en su maleta—. Dejó sus pertenencias en una esquina del y liego apreció el gimnasio. La luz natural inundaba el lugar, resaltando las líneas marcadas en el suelo para diferentes deportes, aunque para su derrota, las líneas más marcadas eran las de una clara cancha de voleibol.

Miró alrededor y notó que había unas cestas de basketball recogidas en ambos lados de la cancha, bien sujetas a los postes. Además, había otras dos más pequeñas colocadas a un lado, probablemente para juegos más informales o entrenamientos específicos. Caminó hasta el centro de la cancha y se dio cuenta de que no tenía un balón de basket a la mano. Sin embargo, recordó haber visto una pequeña puerta en la esquina que posiblemente conducía a la bodega.

Decidido, se dirigió hacia allí con la esperanza de encontrar algún equipo. Abrió la puerta con un leve rechinido y, al encender la luz, sus ojos recorrieron estantes llenos de balones, conos y otros materiales deportivos. Con una sonrisa de satisfacción, tomó un balón de basketball que parecía estar en buen estado y regresó a la cancha.

Palpó la textura del balón y comenzó a botarlo suavemente, disfrutando del eco que resonaba en las paredes del gimnasio vacío. Estaba listo para una sesión improvisada de tiros y juegos de habilidad, aprovechando el espacio y el tiempo libre que había encontrado inesperadamente.

El sonido rítmico del balón contra el suelo era casi meditativo, llenando el aire con una cadencia que le permitía concentrarse y olvidar por un momento las dificultades del día. Haruto se movía con agilidad, moviéndose de un lado a otro, imaginando situaciones de juego y cómo resolverlas. Cada bote, cada tiro, era una oportunidad para mejorar, para pulir su técnica y ganar confianza.

Comenzó con algunos tiros libres, asegurándose de mantener la postura correcta y el seguimiento adecuado. Luego, progresó a tiros en movimiento, simulando pases y fintas. Cada vez que el balón entraba en la canasta, sentía una pequeña victoria, una confirmación de que su esfuerzo estaba rindiendo frutos.

haters ; tsukishima keiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora