/ / ⿻ *₊˚꒰ 𝟎𝟎𝟎. 𝗛𝗔𝗧𝗘𝗥𝗦 . . .🧨
▬▬▬ 𝑻𝒔𝒖𝒌𝒊𝒔𝒉𝒊𝒎𝒂 𝑲𝒆𝒊
❝ cállate , enano. ¡No importa que seas más bajo por tres centímetros, eso solo te hace más enano❞
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𝖽𝗈𝗇𝖽𝖾 . . . Ishikawa Haruto empiez...
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De pronto, el baloncesto era su vida entera. Pasaba horas en la cancha, perfeccionando sus tiros y jugadas, y se había convertido en una extensión natural de su ser. Sabía que iba a extrañar cada segundo en el que no sostenía un balón naranja a rayas negras en sus manos, cada drible, cada tiro libre, cada triple desde la esquina, sin embargo, el voleibol no era tan malo como en algún momento pensó que sería. De hecho, había comenzado a encontrarle cierto encanto.
Había progresado un poco desde sus primeros días en la cancha, aunque todavía se enfrentaba a ciertos desafíos. Cuando tenía que recibir un remate, la mayoría de sus recepciones no eran las mejores: los balones se le escapaban, o los devolvía con demasiada fuerza que volvían al lado contrario o en la dirección equivocada. Pero a pesar de todo eso, sus remates empezaban a tener efecto. Sentía la satisfacción de golpear el balón con precisión y fuerza después de que Kageyama o Sugawara lo colocara para ellos, logrando puntos para su equipo y celebrando esas pequeñas victorias que alimentaban su motivación.
Excepto cuando cuando lo marcaban y lograban bloquearlo.
Por obvias razones, al inicio, Tsukishima no había cumplido con la orden de enseñarle a Haruto lo básico de los bloqueos, y a este tampoco es que le hubiese importado de a mucho, pues los iba entendiendo con solo verlos en los entrenos. Aun así, para el capitán no era suficiente, y después de amenazarlo con sacarlo del club si no cumplia, al rubio de gafas no le quedó de otra que escribirle para enseñarle.
Haruto: «¿Donde conseguiste mi número?»
Tsukishima «Del grupo del salón, citadinito. Sugawara nos dejó el gimnasio el Viernes antes de la hora de clubes para explicarte más de los bloqueos. O apareces o juro que te mato»
Haruto «Creo que estoy obligado a hacerlo»
Ese viernes, Haruto llegó antes de tiempo, como había acordado con Tsukishima. En el salón del club, se cambió a su ropa para entrenar, ajustándose cuidadosamente cada prenda, y, antes de entrar al gimnasio, se cambió los zapatos. Se puso a calentar por su cuenta, estirando cada músculo y preparando su cuerpo para el empezar a practicar por su cuenta.
Después de calentar, decidió concentrarse en una de sus mayores debilidades hasta el momento: los saques. Tomó un balón y se dirigió a la línea de saque, repitiendo mentalmente las instrucciones y consejos que había recibido del entrenador Ukai, Sugawara y el resto de compañeros. Lanzó el balón al aire y lo golpeó con fuerza, pero sin perder el control. Para su sorpresa y satisfacción, dos de esos saques pasaron la malla con una gran caída, dificultando la recepción del hipotético equipo contrario.
