5. ¡vamos a Tokio!

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Haruto suspiró, terminando de empacar sus zapatos para entrenar que su madre le había regalado

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Haruto suspiró, terminando de empacar sus zapatos para entrenar que su madre le había regalado. Debajo de su sudadera negra del club llevaba un saco blanco con capucha, que le daba algo más de resguardo al frío que sorprendentemente estaba haciendo en esa madrugada de inicio de verano. Suspiró, preguntándose el porqué tenía que llegar a la escuela a las doce perras horas de la noche solo para llegar a tiempo a Tokio y estar en ese campamento semanal.

Se podía decir que Haruto iba mejorando cada vez más. De pronto no hacía tanto el oso en esos cuatro días en los que estaría en Tokio entrenando.

Además, estaba también muy emocionado por las personas que sabía iban a estar ahí.

Su madre no estaba despierta para el momento en que Haruto debía irse (¿Por qué demonios lo estaría, en primer lugar?), por lo que le dejó una nota encima del comedor. Luego salió de su casa con sus maletas en mano, encaminándose a la preparatoria.

Se fue caminando. ¿Qué sentido tenía llevar una bicicleta si no iba a volver? El sol ni siquiera daba pistas de aparecer en el horizonte, por lo que lo único que veía eran los tonos azul oscuros casi negros de la noche mientras él avanzaba por las tranquilas calles del vecindario camino al Karasuno. Para su sorpresa, después de varios minutos de caminata, se encontró con Yamaguchi, quien sorprendentemente estaba sin Tsukishima.

Amén.

Sin intercambiar muchas palabras, emprendieron el camino juntos, aunque en un silencio casi absoluto, ambos demasiado cansados y dormidos para mantener una conversación. Haruto, sintiendo el frescor de boche de verano, se colocó la capucha de su saco, hundiendo un poco más la cabeza en ella, si lo veías desde atrás no ibas a poder distinguir su cabello platinado. Continuaron caminando lado a lado, cada uno inmerso en sus propios pensamientos y el suave canto de las aves que desde ya empezaban a cantar. Para cuando llegaron a la escuela, solo faltaban Tanaka y Noya por llegar, completando el grupo.

En el camino a Tokio, se sentó junto a Yachi. La rubia le caía muy bien, debía admitirlo. Aunque la chica a los pocos minutos se quedó profundamente dormida en su hombro, por lo que, al no tener con quien realizar una conversación, se puso sus audífonos y colocó música en su teléfono. A los pocos minutos, Haruto también se encontraba dormido, igual recostado sobre Yachi.

En los asientos de al lado, Tsukishima solo pudo pensar una cosa al verlos: Que bella pareja hacían. ¿El citadino es heterosexual?

Al llegar a Tokio, ya de día, Haruto se despertó cuando el resto empezaba a bajar, y aun con la capucha puesta, bostezó y ayudó al los profesores a bajar las maletas.

—¡Vaya, vaya! —exclamó una voz. Que voz tan conocida—. ¡Daichi, que bueno volver a verte!

—¡¿Es eso el skytree?! —exclamaron Noya y Tanaka al tiempo.

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⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

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