Soledad y vacío, esos eran los sentimientos que albergaban a Junko Inoue cada minuto, sentía que no encajaba en ninguna parte, y siempre fue invisible a los ojos de todos, al menos así era hasta que entabló una relación con su vecino Izuku Midoriya...
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La luz del sol entraba por la ventana de aquella habitación del hospital, donde un chico yacía acostado en una camilla. Traía puesto un inhalador, y varias agujas en diferentes partes de su cuerpo, a un lado un monitor de signos vitales.
El chico abrió sus ojos un poco, mirando a su alrededor sin poder moverse, trato de mover su mano, pero sintió como había otra entrelazada con la suya.
— ¿Izuku? — Era su madre. — ¿Estas despierto cariño? — Su voz se oía quebrada.
A pesar de que la escuchaba, él no quería responder, no tenía ánimos, se sentía cansado, y aún no entendía que hacía en ese lugar.
Las puertas de la habitación se abrieron, solo pudo escuchar pasos acercarse.
— ¿Ya despertó? — Preguntó una voz masculina.
— Si doctor, acaba de despertar. — Le respondió la madre del joven.
Este se acercó al adolescente, mirándolo expectante.
— Niño, no sabes el susto que le diste a tu madre. ¿Qué pensabas al intentar...? ¿Hacer eso?
El chico solo apartó la mirada viendo la ventana aún lado.
— Izuku, responde por favor. — Lo llamó su madre. — Solo queremos saber por qué, solo dime por qué... — Sollozó.
Hubo un silencio hasta que habló.
— Junko... — Susurró. — Quiero estar con ella... — Lágrimas salieron de sus ojos.
El doctor miró a la madre sin entender, ya que no conocía a la chica.
— Mi amor, Junko quisiera que siguieras adelante, que fueras feliz, tú más que nadie lo sabe.
— Pero yo quiero estar con ella...
— Lo sé cariño, lo sé... — Murmuró su madre acariciando la mano de su hijo.
— Solo quiero estar con ella mamá. — Dijo empezando a llorar.
Su madre se levantó de su lugar y se inclinó abrazando a su hijo, el cual empezaba a llorar en su hombro.
— Lamento interrumpirlos. — Habló el doctor. — Pero necesito hablar con usted señora.
La madre se separó de su hijo, y con el doctor salieron de la habitación, ya en el pasillo empezaron a hablar.
— Su hijo tiene que ser atendido por un psicólogo, deberá ir a terapia un tiempo. Un intento de suicidio no se debe tratar como si no fuera algo importante, últimamente hay muchos casos en adolescentes, la mayoría murió, y no queremos que su hijo sea uno de ellos. — Suspiró. — Si no lo hubieran encontrado a tiempo hubiera sido muy tarde... de ahora en adelante debe de estar vigilado, como es el primer intento no podemos internarlo, aún sabiendo que lo puede volver a intentar, lo lamentamos, así son las normas aquí, aún así, debe asistir a terapia una vez a la semana, por 1 hora será suficiente, tenemos que asegurarnos que esa idea de querer irse se le vaya de la mente, que sepa qué hay más salidas.
