Soledad y vacío, esos eran los sentimientos que albergaban a Junko Inoue cada minuto, sentía que no encajaba en ninguna parte, y siempre fue invisible a los ojos de todos, al menos así era hasta que entabló una relación con su vecino Izuku Midoriya...
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Ya habían pasado unos meses desde la muerte de Junko. Y en todo ese tiempo el joven Midoriya iba perdiendo de a poco el brillo en sus ojos. Se mantenía alejado de sus compañeros, casi no participaba en clase y sus calificaciones iban bajando.
— Tenemos que hacer algo por él. — Le dijo Uraraka a sus compañeros mientras miraba a Midoriya recoger sus cosas para irse a su casa.
La escuela había terminado, y él como todos los días saliendo de la escuela iba al cementerio, y se quedaba horas ahí.
— No creo que nosotros seamos de mucha ayuda. — Le respondió Tsu.
— Creo que es mejor que él sobrelleve esto por su cuenta.
Todos voltearon a ver a Todoroki, el cual se había unido a la conversación.
Él también lucia muy mal, tenía ojeras, y sus calificaciones también estaban bajando. Ahora hablaba menos, y siempre parecía estar metido en sus pensamientos.
— Todoroki, ¿te encuentras bien?— Le preguntó Yauyorozu preocupada.
— No es importante. — Se limitó a responder encogiéndose de hombros para posteriormente salir del aula de clases con la mirada baja.
Todos lo miraron irse.
(...)
Midoriya dejaba unas flores en la tumba de su novia mientras algunas lágrimas salían de sus ojos.
Recordar lo que sucedió lo destruía, y le dolía más que él podía ser una de las razones por lo cual hizo lo que hizo.
Se preguntaba si hubiera ido a verla antes, si la hubiera llamado antes, eso hubiera sucedido.
El suicidio no es un tema como cualquier otro, este se debe de manejar con cuidado. Una persona que está por cometer suicidio siempre da señales. Aunque sean pequeñas siempre las hay.
Midoriya vió algunas. Los cortes en sus brazos, llegó a ver algunos en sus piernas, su mirada apagada y cansada. Vió todo, y aunque intentó ayudarla, no fue suficiente.
Creyó que ella ya estaba bien, porque siempre que estaban juntos ella lucia feliz, y cuando empezaron a salir jamás volvió a ver cortadas recientes. Fue inocente al creer que ella ya estaba bien.
— Si lo hago... ¿estaremos juntos de nuevo? — Le preguntó en un susurro.
La misma idea de lo que hizo su novia siempre rondaba por su cabeza. La idea de quitarse la vida para estar con ella, lo pensaba siempre, sentía que ahora que ella no estaba ahí con él todo estaba vacío, sentía soledad, tristeza, todas las noches lloraba por lo sucedido.
Pero también pensaba en su mamá, en sus amigos, y en lo mucho que sufrirían si él hiciera lo mismo, porque conocía ese dolor de perder a alguien importante, pero las ganas de hacerlo eran más altas, las ganas de irse eran más que las de quedarse.
