Zoro estaba sentado debajo de uno de los árboles del Sunny. Como era costumbre, después de haber ayudado a una isla habían celebrado con una gran fiesta, sin embargo, el monito que tenían por capitán decidió que eso no sería suficiente, por lo que el festejo duró incluso después de que zarparon.
Con todos ya cansados y ebrios, Robin y el habían llevado a sus compañeros a sus respectivas camas y con un "buenas noches" la pelinegra también se retiró a descansar.
Solo había un rebelde que se había rehusado a acostarse aún. La luz de la cocina escapaba por la pequeña ventana de la puerta y el sonido de algunos sartenes chocando interrumpían el silencio de aquella noche. Zoro había ofrecido su ayuda a Sanji para limpiar el resto de los trastes que quedaban, pero el rubio ebrio era más necio y agresivo de lo normal, así que después de un par de patadas e insultos, a Zoro no le quedó más que dejarlo.
La luz se apagó y el silencio volvió a reinar la noche. Zoro asumió que Sanji dormiría en el sillón de la cocina, como muchas veces había pasado ya, pero después de un rato la puerta se abrió de golpe, dejando pasar a un tambaleante Sanji.
El joven cocinero parecía dirigirse a la habitación para por fin dormir un poco junto a los demás, pero tan pronto divisó a Zoro se sujetó de la barandilla de madera y bajo de un salto. Sus fuertes piernas jamás le fallaban, sin embargo, tan ebrio y cansado como estaba, a penas toco el piso las sintió temblorosas como gelatina y por miedo a lastimarse una mano en la caída decidió que lo mejor sería utilizar su cara como receptor del golpe.
— Joder, cocinero, ¿nunca te enseñaron a poner las manos cuando eras niño o qué?
Zoro se había puesto de pie en cuanto vio las intenciones del rubio de saltar, jamás se imaginó que terminaría de bruces contra el suelo, por lo que pronto llegó a su lado y lo levantó desde la parte de atrás de su camisa. Tenía los ojos llorosos por el golpe y la nariz totalmente enrojecida, incluso se podía apreciar un raspón en la punta de esta.
— Si hubiese hecho eso me las habría lastimado, ¿eres idiota? — las palabras salían lentas y torpes, como si su lengua le pesara.
— Claro, lástima que no tengamos escaleras para estos casos.
— Muy lej... estaban muy lejos.
— Ajá, vamos a llevarte al cuarto — pero tan pronto puso su mano en el brazo de Sanji para guiarlo a la habitación, este se hizo fuertemente hacia atrás, volviendo a caer esta vez de espaldas
— ¡No! Me toca hacer guardia esta noche — al no lograr ponerse de pie, decidió que la mejor opción era gatear hacia el árbol donde Zoro estaba sentado hace unos momentos.
Zoro dejó escapar un largo suspiro. Incluso Luffy había sido más fácil de controlar que ese estúpido rubio.
— Oye, ¿qué te he dicho de robar alcohol? — el rubio señaló molesto las dos botellas que estaban en el suelo.
— Por sorprendente que te pueda parecer, esas me las diste tu para mi guardia — volvió a sentarse donde estaba antes de que el rubio llegara cual torbellino a fastidiarlo.
Agarró una de las botellas y la escondió en su costado para que Sanji no pudiese alcanzarla, la otra yacía en las manos del cocinero.
— Uhm, ¿de verdad? — parecía que de verdad quería recordar haber hecho eso mientras acomodaba mejor su espalda contra el tronco del árbol — suena creíble, ¡brindemos!
Quitó el corcho de la botella de la botella con los dientes y le dio un buen trago, arrugando la nariz por la sensación de escozor que provocó el líquido al pasar por su garganta.
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Balada de Cigarros y Espadas [ZoSan]
FanfictionRivalidad, discusiones y mucho amor. Este será un compilado de historias cortas que girarán en torno a Zoro y Sanji. Pensé en publicarlos en individual, pero creo que funcionará mejor si los junto todos en un solo apartado con capítulos independient...