Más vivo que nunca

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—¡Vaya, vaya! El señorito no ha perdido el tiempo.

—Vamos, Daiki, solo son unas compañeras de clase.

—¿Ellas también juegan?

De manera repentina Daiki le lanzó el balón de Basket a Ichika, para sorpresa de todos ella lo tomó sin asustarse ni dudar.

—Bonita forma de presentarse, aunque no a todas les gusta que les lancen un balón a la cara antes de saludar —respondió Ichika con su característica sonrisa.

Daiki me había invitado a jugar baloncesto después de la clase del club de manualidades, no esperaba que literalmente estuviese al frente de nuestra facultad y me viera con Ichika y Emi.

—¿De verdad jugabas? —me atreví a preguntar.

—Sí, en la escuela estuve un par de años en el primer equipo, entraba con frecuencia y tenía un poco de potencial, antes de que —agachó un segundo la cabeza— me dedicara al estudio a tiempo completo.

—Vaya, sí que sabes hacer muchas cosas. ¿Emi-chan, tú sabes jugar?

—Oye, pero déjame presentarme primero, ¿no?

—Adelante, aunque no sorprenderás a nadie, estas chicas son inteligentes.

Justo después de eso, Daiki comenzó a hacer una pose extraña en la cual se veía un poco su condición física, no tenía una musculatura tan grande, pero se veía que se mantenía en forma y poseía una fuerza considerable.

—¡Soy Daiki Iwasaki! Economista en mis tiempos libres y basquetbolista a tiempo completo. Entraré a tu corazón o a tu mente solo con mi presencia.

—Mucho gusto, Emi Kimura —dijo en voz baja y encogiéndose.

—Ichika Fukuda —le tiró el balón de vuelta a Daiki— Y no te lo tomes a mal, prefiero lo de tirarme el balón a la cara. —Añadió una sonrisa amable.

—¡Auch! ¡Eso dolió!

Ichika se veía un poco mejor por el fallecimiento de su abuela, encontró en Emi una nueva amiga con la cual distraerse y pasar el tiempo, sus ojeras ya casi no se notaban y el aura con la que la había conocido volvió a relucir en su figura.

—Les tengo un juego del que no se arrepentirán —expresó Daiki con un rostro malévolo y con voz retadora—. ¡Síganme!

Llegamos a las canchas de Basket, su ubicación era algo alejada, lo suficiente para que Emi, Ichika y Daiki se conocieran. No hubo molestias ni nada por el camino, debo admitir que temía que apareciese Naomi, quería confrontarla, pero no delante de mis amigos.

—Ya estamos aquí, escuchen con atención: Rebotaremos el balón dos veces y lanzaremos desde una distancia corta, si la encestamos nos alejamos un metro del punto inicial, aunque si fallamos la cesta, debemos decir un secreto o algún dato de nosotros.

Todos asentimos, no opinamos porque él era el dueño del balón, sin embargo, dentro de mí había algo que me hacía sospechar de este juego de Daiki.

—Empezaré yo, así no habrá confusiones.

Daiki lanzó y la falló.

—Como pueden ver lo hice apropósito —dijo mientras tocía.

—Sí, seguro.

—Dejemos tu sarcasmo para luego, Tatsuki. En fin, debo decir algo de mí. —Pensó un par de segundos antes de soltar una de las estupideces más grandes que había escuchado nunca—. Mi corazón late para todas las mujeres, aunque no pertenezca a ninguna.

Le lanzó el balón de forma inmediata a Emi, que con gran dificultad lo pudo tomar.

Fue vergonzoso, sin embargo las chicas se lo tomaron a broma, especialmente Ichika.

Mi corazón en tu bocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora