En las penumbras de la noche, Charlie ya dormía en su cama, atrapada en un profundo sueño. Al principio, todo era confuso; se encontraba en un lugar que desconocía por completo. No era el cielo ni el infierno, pero, aun así, algo en ese lugar le transmitía una buena vibra. Lentamente, la ángel empezó a caminar por este terreno enigmático, tratando de reconocer el lugar donde se encontraba. Este tenía una espesa vegetación y un ambiente tranquilo, libre de cualquier ruido; lo único que podía escuchar era el crujir de sus pasos en la extensa maleza. Poco a poco, su mente empezó a recordar: "Ya había escuchado de este lugar antes", pero no lo recordaba con exactitud.
Ella fue avanzando por este paisaje misterioso mientras buscaba conciliar sus recuerdos y descifrar el lugar donde se encontraba. Mientras avanzaba, la rubia empezó a analizar sus alrededores en busca de alguna pista o detalle que le permitiera descubrir qué era este intrigante lugar. Pronto notó que el lugar era parecido a un bosque. Con precaución, siguió avanzando por la maleza hasta llegar a una zona completamente diferente.
A lo lejos, Charlie pudo ver una gran ciudad, reconociendo al instante el lugar donde se encontraba. "Era la tierra", pensó la rubia mientras avanzaba en dirección a la desolada ciudad.
A medida que avanzaba, los recuerdos llegaban a su mente. De pequeña, su padre le había hablado de la tierra y de cómo fue su estancia en ese mundo.
Notó un silencio abrumador, uno que nunca antes había experimentado. Para ser una ciudad, era raro que no hubiera por lo menos algo de ruido, aunque fuera leve, pero ahí no se escuchaba nada. Todo era tan callado y desesperante. Lo único que pensaba Charlie en ese momento era salir de ese lugar, por lo que sus pasos fueron tomando un ritmo más apresurado. Sin embargo, a pesar de que sentía que había avanzado kilómetros, parecía que no había avanzado nada. Todo era tan confuso y misterioso para ella. Lo que menos deseaba era sentir de nuevo ese sentimiento de soledad que tanto la atormentaba; lo odiaba más que nada. Sin embargo, recordar a Adam era gratificante, y aunque por momentos se sentía sola, ese recuerdo la mantenía cuerda y firme. Con ese pensamiento en mente, siguió su camino. Sin embargo, el silencio abrumador de la ciudad comenzaba a afectarle. Dentro de esta no brotaba ni el más mínimo sonido, y lo único que se escuchaba eran sus propios pasos sobre estas calles aparentemente abandonadas.
El camino era largo y angustiante, pero mientras seguía avanzando, empezó a notar ligeros cambios. Los edificios y casas que se había topado antes se habían reducido, y cada vez que avanzaba por estas desoladas calles, solo podía ver cómo la naturaleza tomaba lo que era suyo, regresando al punto de inicio.
Charlie, ahora completamente desorientada, continuó su camino, guiada por su mente e instintos mientras trataba desesperadamente de salir de este frenesí de soledad.
La rubia siguió caminando hasta llegar a una zona llana con un gran campo abierto. Algo cansada, se echó al pasto y dirigió su mirada al cielo. Este era un cielo azul, similar al del paraíso, y esto le permitió divisar a Adam a la lejanía. Rápidamente, sus ojos se dilataron y su corazón empezó a latir salvajemente.
Guiada por su corazón, empezó a correr hacia Adam mientras este la recibía con los brazos abiertos y sus miradas se encontraban en un momento emotivo.
Charlie, con una gran felicidad recorriendo cada parte de su cuerpo, saltó directamente a su amado, sintiendo una gran calidez en su corazón y un gran alivio recorrer su alma.
Sus miradas se encontraron y sus cuerpos se fueron acercando lentamente. Adam la sujetó firmemente de su cintura mientras sus labios se unían con los de Charlie en un tierno beso.
Charlie, con una mirada fija sobre Adam, empezó a acariciar su rostro mientras este la veía con una sonrisa radiante.
"No tienes idea de cuánto te he extrañado", dijo la rubia con una voz suave y entrecortada. Estaba tan emocionada en ese preciso instante que haría lo que fuera para que este momento durara para siempre.
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In love [Chadam]
RomanceA pesar de sus ideales opuestos, Charlie y Adam nunca imaginaron que su enemistad los llevaría al amor.