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La vida corría para todos de la manera más normal que se pudieran imaginar, nadie entendía que detrás del invisible umbral entre el mundo de los humanos y el reino de Dios y el Demonio siempre había seres trabajando en pro de sus intereses persona...

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La vida corría para todos de la manera más normal que se pudieran imaginar, nadie entendía que detrás del invisible umbral entre el mundo de los humanos y el reino de Dios y el Demonio siempre había seres trabajando en pro de sus intereses personales porque al fin y al cabo era todo lo que les importaba, este era el caso especial de una hermosa mujer de cabellos rubios que se encontraba trabajando como niñera de los bebés de un orfanato en el este de Edimburgo, Escocia. La joven siempre parecía aportar paz a los niños que al caer en sus brazos parecían como si todos sus temores menguaran.

El director del lugar había observado esto y decidió que ella sería buena dejándola en el turno de la noche porque era entonces que los pequeños lloraban más, como si algo los atemorizaba pero nadie entendía que era, incluso el médico de ese horario había renunciado porque siempre sentía como si alguien lo espiaba, era algo demasiado siniestro que dónde unos bebés inocentes debían descansar hubiera una sensación demasiado inquietante, el señor Graham estaba seguro que le joven Hanielle haría una excelente labor ahí, ella parecía apaciguar a los niños y sería esa paz la que les aportaría en la noche.

─Entiendo lo que dice, la verdad es que no tengo manera de negarme sabiendo que es por el bien de los niños, solo dígame cuando me necesita en ese horario y por supuesto que acepto ─ dijo la joven con una sonrisa en el rostro, sus carnosos labios que parecían hechos a mano con total delicadeza eran acompañados por unos ojos hermosos en un azul intenso que semejaba el cielo cuando está despejado, su pequeña nariz respingada daba el toque delicado en el hermoso rostro de forma ovalada que era rodeado por los hermosos cabellos dorados que caían un poco debajo de sus hombros.

─Perfecto, empezara mañana, por ahora puede tomar el resto del día para que acomode sus cosas y su tiempo, le agradezco mucho su disposición ─agregó el hombre que era de buen corazón, un hombre mayor muy noble que había trabajado en servicios sociales desde que era muy joven.

De ese modo Hanielle salió de su lugar de trabajo con rumbo a su casa, ella tenía un apartamento en un edificio cercano al lugar, nadie sabía que ella era de procedencia celestial y que era por eso que los niños reaccionaban muy bien ante su presencia, ella tenía de todo en su casa para que cualquier ser humano sobreviviera pero no consumía nada porque no lo necesitaba, su cuerpo pese a tener una apariencia humana no lo era, al entrar en su casa se fue a su habitación y sabía que tarde o temprano un mensajero celestial llegaría porque el cambio tenía un motivo más allá del anhelo del humano que fungía como jefe.

─Saludos Hanielle, nuestro señor te manda un mensaje y agradece de antemano tu obediencia ─ habló el hombre de cabello castaño claro que estaba de pie frente a la joven que estaba por sacar su ropa sucia, había aprendido a hacer actividades de humana y le gustaba.

─Entiendo que ha sido gracias a él, el cambio que se dará en la base de vigilancia, más no entiendo la misión, agradezco que por favor se me informe ─solicitó el ángel, de modo educado y respetuoso porque el mensajero merecía todo eso.

─Los demonios acechan por la noche, hay rumores de que es el mismo Lucifer el que se está presentando en el orfanato, necesitamos que alguien vigile ese horario y que de ese modo lo descubra, nuestro guerrero Miguel se va encargar de él cuando lo encuentres, esa es tu misión, descubrir al enemigo ─reportó Gadreel, el mensajero que se encargaba de reportar todo lo que les mandaba Dios a los ángeles en la tierra.




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En otro lado, uno completamente diferente, donde solo se podía ver cumbres que escupían lava, el vapor era tal que un ser humano común no podría sobrevivir ni una hora, se escuchaban lamentos pidiendo piedad, nadie conocía de dónde provenían pero se sabía que eran los condenados, en medio de aquel inhóspito lugar había un castillo que estaba rodeado por un lago rojo, era sangre caliente de aquellos que morían siendo inocentes, había un puente que de manera sobrenatural atravesaba el lago para llevar los visitantes al castillos que se levantaba imponente. Desde el interior, por una de las ventanas los ojos rojos de un demonio de alto nivel acariciaban con la mirada las montañas más lejanas del infierno.

─Dime, Lune ¿Qué es lo que tanto piensas? ─resonó la voz grave de Lucifer en el fondo de la habitación, estaba en su trono y tenía una copa de algún vino en su mano, también lucía sus ojos en color rojo, un escarlata que  parecía quemar. Sus ondulados cabellos caían sobre parte de su frente, sus ojos almendrados carecían de expresión y sus labios solo hicieron un puchero esperando la respuesta.

─Mi señor, sabe que sus salidas a la tierra de los humanos nos pueden traer problemas con el Creador, hemos evitado la guerra por tanto tiempo que siento que algo como saber que quiere a unos de esos bebés para heredero la pueden desatar ─dijo Lune sin voltearse, sabía que su líder estaba cometiendo una imprudencia y que no lo iba dejar de hacer a menos que alguien le dijera y lo hiciera entrar en razón.

─Sabes que no me importa lo que allá arriba piensen, pero para que no sigas creyendo que es solo un capricho mío te voy a contar una historia, algo que debía decirte antes porque eres mi manos derecha. Hace poco en uno de mis viajes pude divertirme con una humana, hace un año ella me hizo sentir bien y feliz porque no me veía como las concubinas que ahora tengo, ella me veía como a un igual, nunca le dije quién era yo, hacíamos lo que los humanos llaman amor, lo sé porque nunca fui capaz de hacerle daño, era demasiado noble y me sentía indigno, pero todo terminó cuando luego de un año de vernos y nueve meses de gestación ella no resistiera al parto, porque tener un hijo híbrido de demonio no es tarea fácil, voy cada noche porque mi hijo está creciendo en ese lugar y quiero cuidar de él... ─aclaró su majestad a su subordinado que no cabía en su sorpresa.

La primera verdad del gran demonio de había liberado. 

 

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DEMON IN LOVE - KTH - +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora