El poder de Nick Rivers

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Después de convivir tanto tiempo con Teo, Estefanía comprendió por qué Paz había estado enamorada de él. Era fácil enamorarse de alguien así tan auténtico y carismático. Sin embargo, Estefanía no permitió que esos encantos la conquistaran. Sentía una genuina admiración por él y lo veía como un hermano mayor protector que la animaba a ser mejor persona. Teo era el impulso que necesitaba para enfocar su vida en las cosas que realmente importaban.

Su relación con Teo era una constante fuente de motivación. Él la guiaba con paciencia y sabiduría, ayudándola a encontrar su verdadero propósito en Cielo Abierto. A pesar de las dificultades y los desafíos que enfrentaban

Se alegraba de saber que al menos una persona confiaba en ella y creía que era lo suficientemente buena como para dedicarle tiempo y enseñarle algo que la ayudaría a crecer como persona.

-Te lo digo en serio, Teffi. Si tú no te lo empiezas a creer, nadie lo va a hacer por ti. Confía, que yo sé que puedes- le dijo Teo con una sonrisa cálida, mientras le revolvía el cabello con afecto.

Cada día, a la misma hora, Estefanía se encontraba secretamente con Teo para entrenar en artes marciales. Sorprendentemente, era buena en eso, lo que le daba una sensación de poder y confianza que nunca había experimentado.

Los entrenamientos se convirtieron en un ritual sagrado para Estefanía. A medida que aprendía y mejoraba, no solo fortalecía su cuerpo, sino también su mente. Cada golpe, cada bloqueo, cada movimiento fluido le recordaban que tenía la capacidad de defenderse y enfrentar cualquier desafío.

-Concéntrate, Teffi. Necesitas concentración. No debes perder el enfoque. Quizás las pequeñas cosas te ayuden a salir de la misión- le decía Teo, observando sus movimientos con atención.

La fuerza y disciplina que adquiría la hacían sentir más segura de sí misma. Sentía que Teo la veía más allá de la etiqueta que todos le habían puesto. Empezaba a creer en sus propias capacidades, algo que nunca había hecho antes.

En cada sesión, Teo le mostraba no solo técnicas de combate, sino también estrategias mentales para mantener la calma bajo presión. Aprendió a respirar profundamente, a observar su entorno con atención y a mantener la mente clara, incluso en medio del caos. La práctica constante y el apoyo incondicional de Teo la transformaban de una manera que nunca hubiera imaginado.

Teo, por su parte, valoraba profundamente la lealtad y el coraje de Estefanía. Sabía que podía contar con ella en los momentos más difíciles, y eso fortalecía aún más su determinación de luchar por la causa que ambos compartían. Juntos, eran un equipo imparable, unidos por un mismo objetivo y una amistad inquebrantable

Después de una intensa sesión de entrenamiento, se sentaron juntos en un rincón tranquilo del Mandalay. Estefanía, con el rostro sudoroso y el corazón aún latiendo con fuerza, miró a Teo con gratitud

-Gracias, Teo. Gracias por creer en mí cuando nadie más lo hace- dijo ella, su voz cargada de emoción.

-Creo en ti, no en la etiqueta que todos te han puesto, ahora tú debes creer en ti-      le dijo Teo, dándole un suave empujón en el hombro.

Estefanía sonrió agradecida. Teo no solo le estaba enseñando técnicas de combate, sino también la fe que nadie había depositado en ella. Era lo que necesitaba, algo que la empoderaba y que la hacía creer en sí misma.

Sí, claro que llegó allí para tratar de conquistar nuevamente a su Negri, pero eso también le había ayudado a abrir más la mente y el espíritu. Ayudar a otras personas resultaba más satisfactorio que volver a enamorar a su Negri, aunque si pudiera hacer ambas cosas a la vez, sería aún más satisfactorio.

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