Perdonar lo imperdonable

330 12 3
                                    

Mi amor por él era desmedido; era capaz de perdonar lo imposible, lo imperdonable.

A la distancia, habían pasado meses desde aquel fatídico día en el que se enteró de la infidelidad de Luca. Ya había tenido su tiempo a solas; ya habían hablado durante meses. No quería verlo, ni que la tocara, pero cuando veía esos ojos azules mirándola en la guarida, olvidaba todas esas decepciones y creía en la posibilidad de perdonarlo para volver a estar juntos. Ya había analizado la situación y había aceptado que le pusieron los cuernos. Ella había contraatacado teniendo una aventura por ahí con Nacho y Pablo.

Con ella había tenido lo que conmigo nunca, pero no podía seguir culpándome a mí misma por sentirme insegura. Ahora todas esas inseguridades que tenía habían crecido. El verdadero culpable era él y sus estúpidos ojos azules, esa rasta en su cabello castaño o esos malditos brazos fuertes y protectores, ni hablar de la sonrisita que me derretía.

Estaba sentada en la cama del NE, aún pensando en todo lo vivido esos meses. Eran demasiadas cosas y se me hacía muy difícil que mi hermana, la persona que más me comprendía, aún no lograra recuperar la memoria y no me pudiera recordar. Hablar de mis inquietudes con Mel no era una opción en ese momento; no podía poner más carga sobre los hombros de su mejor amiga, ya que era una madre primeriza y había tenido que enfrentar grandes desafíos.

Aún seguía con mis pensamientos, atormentándome, cuando escuché la puerta abrirse y vi al rubio de ojos azules. No podía negar en que estos días viviendo en el NE, mi amistad con él se había fortalecido.

-¿Ramu?- pregunté animándome a preguntarle; él se acercó a mí    -¿Crees que se puede perdonar a una persona que te ha hecho mucho daño y aún así no consigues dejarla ir, porque tus sentimientos por ella son más profundos de lo que imaginas y prefieres perdonarla antes de alejarte de ella? -    Cuestioné esperando alguna de sus sabias respuestas.

-Flaqui, cada uno es diferente, pero ¿no crees que ya hemos perdido demasiadas cosas en este tiempo como para dejar ir un amor -    respondió Rama, el más sensato de todos, el que piensa mucho las cosas y también el que fue lastimado por un amor al que dejó ser libre para que pudiera ser feliz.

-Tengo miedo de salir nuevamente lastimada-       le admití.

-Todos tenemos ese miedo, solo tú sabes si en verdad vale la pena pelear por aquello que amas-  Con suma tranquilidad contestó.

-Tu tienes a cuatro hombres que darían todo por ti, pero tú, ¿por quién darías todo?-   cuestionó con cierto interés.

-¿Hablas de Luca, Nacho y Pablo? - me puse pensativa y pregunté -¿El cuarto quién es?-

-Johnny- contestó, mientras yo solo logré reír ruidosamente.

-Él es solo un amigo-    traté de explicarle.

-Con Nacho, yo solo soy un tipo de escape para sostenerse de ese dolor tan grande de perder a la Paisa, una obsesión que tiene por el temor de quedarse solo, y yo también tengo esa necesidad de saber que no quedaré sola... quizás por eso tuvimos un pequeño romance por ese miedo que tengo a sentirme sola - contesté con sinceridad.

-Pablo es muy lindo, atento, pero él solo es un amor de verano, ya sabes cuando termina la vacación, se acaba la fantasía. Además, él podría estar mintiendo; soy realista, no lo conozco lo suficientemente bien, puede tener una chica esperándolo en la urbe de Chile. Aparte, somos de dos tiempos distintos. Yo tengo 39 años aquí y él solo 17 - negué con la cabeza.

Debía ser demasiado ingenua para creer que algo así duraría, pero me aferré a eso mientras duró. Sentía demasiado dolor al verse traicionada y necesitaba mimos, cariños, porque no sentirse querida por un segundo. Todo el mundo se merece un poco de amor y ella aprovechó.

The story of usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora