Con mi amiga no

323 20 5
                                    

Llevaba unos libros de diseño sumamente pesados a la habitación que compartía con las chicas, cuando escucho un cierto forcejeo que me llamó la atención, así que decidí colocar todo mi material de la universidad y los libros que llevaba en pasillo antes de abrir la puerta sigilosamente para chismiar un poco pero en cambio descubrió un escenario terrífico.

Ahí sobre la cama estaba mi mejor amiga luchando contra de un hombre, estaba con la blusa totalmente desabotonada y hecha tirones y las asquerosas manos del tipo intentaban abrirse paso por los botones de su jeans.

-¡NOOO PARA POR FAVOR!- mi mejor amiga trato de gritar

El grito desgarrador de mi mejor amiga resonó en la habitación, haciendo eco en mi alma y desatando un torrente de adrenalina que me impulsó a la acción. Mi corazón golpeaba furiosamente en mi pecho mientras me lanzaba hacia él, determinada a proteger a mi amiga a toda costa. Cada táctica de defensa que Teo me había enseñado en Cielo Abierto se encendió en mi mente, cada movimiento calculado y cada golpe dirigido con precisión.

Con determinación, intenté aferrar sus cabellos y cegarlo, como me habían enseñado. Sin embargo, su fuerza bruta fue suficiente para derribarme. Aun así, me negué a rendirme. Me levanté, sintiendo el dolor punzante como un eco lejano en medio de mi furia.

El olor que el desprendía era totalmente nauseabundo a alcohol y sudor impregnaba el aire, mezclado con la adrenalina que ardía en mi pecho. Cada vez que me lanzaba sobre él, mi mente se nublaba con la rabia y el deseo de proteger a mi amiga.

Sus manos ásperas rasgaban la ropa de mi amiga, mientras luchaba por abrirse paso hacia ella. No podía permitirlo. Con un grito de furia, me lancé de nuevo hacia él, ignorando el dolor que se propagaba por mi cuerpo.

Cada golpe, cada movimiento, era una batalla desesperada por la supervivencia. Sentía el pulso en mis sienes, el rugido ensordecedor de mi propia respiración. Mis músculos gritaban de fatiga, pero mi determinación era inquebrantable.

-¡AHHHH, AYUDAAA! - Grité con mi típico grito agudo con todas mis fuerzas, tratando de alertar a quienes estuvieran en el hogar mágico, deseando que alguien llegara a ayudarnos. Jero me empujó y se posicionó de nuevo sobre mi amiga.

A pesar de sentir un dolor intenso, volví a levantarme mientras él seguía abriéndose paso por la ropa de mi amiga y de nuevo me lancé encima de él.

Seguía luchando, no sabía de dónde había sacado aquella fuerza, pero aún lograba estar ahí en la espalda del agresor de mi amiga. Con determinación renovada, me planté frente a el, lista para defender a Mel hasta el final.

-¡Suéltame ya, Estefanía! - Esa voz hizo que me distrajera, era la voz de nuestro asqueroso amigo Jerónimo. Seguía sosteniéndome de su espalda mientras intentaba quitarme sin poder lograrlo, dándome golpes en las costillas.

Sentí cómo mi espalda era azotada contra las paredes de la habitación, generándome un dolor intenso.

-¡AYUDA! - Volví a gritar ahora con una pizca de dolor, tratando de no rendirme.

-¡Suéltame! ¡Que tú serás la siguiente! Solo espera a que acabé con Mel y ahora voy por ti. Esta vez ninguna se me va a escapar y van a pagarme por todos sus desprecios - Amenazó, provocándome escalofríos en todo mi cuerpo.

Y sentí cómo estrellaba mi espalda contra algo y romperse aquello encima mío. Mientras nos llenábamos de vidrios, él detuvo el forcejeo por un instante y pude percatarme de que no eran vidrios, sino el espejo que teníamos de cuerpo completo en la habitación. Miré cómo Melchu me veía hecha un ovillo desde la cama y abría los ojos impresionada. Por el dolor, llevé mi mano a mi cabeza para acariciar el lugar que me dolía y cuando vi la palma de mi mano llena de sangre, solo logré preocuparme mientras sentía un mareo.

The story of usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora