CAPITULO 2

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Jacques caminaba apresuradamente, sus botas resonando contra el suelo mojado. Llevaba un periódico bajo el brazo, la tinta todavía fresca con las últimas noticias de la guerra. Al pasar por un grupo de hombres reunidos en una esquina, escuchó fragmentos de su conversación, palabras como "ofensiva" y "trincheras" se repetían con frecuencia. Sacudió la cabeza, tratando de sacudir el peso de la guerra de sus pensamientos.

Caminaba por las calles. Las luces titilaban débilmente en los escaparates, pero no había calidez en ellas, solo una tenue sombra de lo que alguna vez fue. La nieve caía sin prisa, como las promesas rotas que flotaban en el aire frío.

Las elecciones se acercaban, pero para Jacques, la política era solo un juego de palabras vacías y corrupción rampante. Los candidatos parloteaban sus discursos mientras la verdadera esencia de la ciudad se desvanecía en la oscuridad. La desigualdad reinaba en las calles, donde los ricos caminaban con arrogancia y los pobres luchaban por un trozo de pan.

Jacques veía todo con ojos desencantados, su alma tan fría como el invierno que lo rodeaba. La guerra en el oeste solo era un eco lejano de la miseria y la destrucción que ya habitaba en su propia ciudad. Las conversaciones de los transeúntes se desvanecían en el aire, tan huecas como sus propias vidas.

Mientras continuaba su marcha solitaria, Jacques se preguntaba si algún día encontraría algo más que la sombra de la esperanza perdida. Pero por ahora, solo podía seguir adelante, con el peso de la realidad aplastando sus hombros y la nieve helada pisoteada bajo sus botas gastadas.

Jacques avanzaba entre el bullicio de la ciudad, un mar de cuerpos que se movían frenéticamente sin rumbo fijo. El ruido de los automóviles y las conversaciones animadas llenaba el aire, pero para él, todo era solo un eco vacío de la realidad que lo rodeaba.

Las elecciones se aproximaban, pero para Jacques, la política era simplemente un espectáculo vacío, una farsa que distraía a la gente de los verdaderos problemas que enfrentaban. Mientras observaba a la multitud, veía rostros cansados y preocupados, personas que luchaban por sobrevivir en medio de la opulencia y la indiferencia.

La guerra en el oeste era solo otra noticia en los periódicos, un recordatorio constante de la violencia y el sufrimiento que asolaban el mundo. Mientras la nieve caía sobre la ciudad, Jacques se sentía como un extraño en su propio hogar, rodeado de gente, pero aislado en su pesimismo y desencanto.

Las conversaciones de los transeúntes eran solo un murmullo constante en su mente, palabras vacías que no podían llenar el vacío en su corazón. Mientras continuaba caminando, sintió el peso de la ciudad sobre sus hombros, una carga que parecía cada vez más difícil de soportar.

Pero a pesar de todo, Jacques seguía adelante, con la esperanza de encontrar algún rayo de luz en medio de tanta oscuridad. Sabía que la lucha era difícil y que la victoria era incierta, pero se aferraba a la esperanza de un futuro mejor, incluso cuando todo a su alrededor parecía estar envuelto en sombras. En las sombrías calles de la metrópolis, su figura envuelta en el manto de la noche y su mirada penetrante escrutando cada rincón oscuro. Había visto los abismos más profundos del alma humana en su trabajo, los secretos y las tragedias que yacían ocultos bajo la superficie de la sociedad. Mientras observaba a la multitud, veía a personas perdidas en un laberinto de mentiras y decepciones, sus rostros ocultando los horrores que habían presenciado.

La guerra en el oeste era solo otro capítulo en la historia sangrienta de la historia, una sombra que se cernía sobre la ciudad como un espectro silencioso. Las conversaciones de los transeúntes sobre la guerra y las elecciones resonaban en sus oídos como un eco siniestro, recordándole la fragilidad de la paz y la verdad en un mundo oscuro y retorcido.

Mientras la nieve caía sobre la ciudad, Jacques se sentía como un espectro solitario vagando por un mundo de sombras y secretos. La oscuridad de la noche reflejaba el estado de su propia alma, una amalgama de dolor y desesperación que lo consumía desde adentro.

Pero a pesar de su desesperación, Jacques seguía adelante, con la determinación de un hombre que había visto lo peor del ser humano, pero aún se aferraba a la esperanza de la redención. Sabía que la verdad era esquiva y la justicia era difícil de encontrar, pero estaba decidido a seguir buscando, incluso cuando todo a su alrededor parecía estar envuelto en sombras.

Jacques se abrió paso en la noche fría y envuelta en neblina. su figura solitaria recortada contra las luces parpadeantes de las patrullas policiales.

Había sido llamado a una colonia pobre en las afueras de la ciudad, donde un crimen oscuro había teñido las calles de sangre y miedo.

Al llegar al lugar del crimen, se encontró con un escenario macabro, iluminado por los destellos de las luces policiales y el brillo enfermizo de la luna entre las nubes. Un perímetro había sido establecido por la policía, y al principio, los agentes no estaban dispuestos a dejarlo pasar. Pero con una mirada intensa y la mención de su condición de detective, Jacques finalmente logró abrirse paso entre ellos.

La colonia pobre se extendía ante él como un laberinto de callejones oscuros y edificios decrépitos, sus paredes parecían susurrar secretos ocultos y viejas tragedias. El aire estaba cargado con el olor de la desesperación y el miedo, y Jacques podía sentir el peso de la oscuridad acechando en cada esquina.

Mientras avanzaba por las calles sombrías, Jacques se encontró con miradas furtivas y murmullos nerviosos, los habitantes de la colonia parecían haber sido marcados por el crimen que había sacudido su comunidad. Pero entre la desconfianza y el miedo, Jacques detectaba un hilo de determinación, una voluntad de encontrar justicia en medio del caos y la corrupción que envolvía la ciudad. El mal que se escondía en lo más profundo de la mente humana, esperando para desatar su furia sobre un mundo que había olvidado lo que significaba el verdadero terror.

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