"MIO Y DE NADIE MAS "

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POV NARRADORA.

Después de una semana y media de su romántico picnic en el bosque, Jimin comenzó a sentir un leve malestar que atribuyó al cansancio de la luna de miel. Sin embargo, algo más estaba sucediendo en su interior que aún no sabía. Era su último día en Maui antes de regresar a casa, donde Jungkook debía atender su empresa de moda y Jimin su academia de baile.

En su última mañana en Maui, el sol se alzaba sobre la exuberante isla, pintando el cielo con tonos dorados y rosados que se reflejaban en el cristalino mar.

El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas de la lujosa villa en Maui, iluminando suavemente la habitación donde Jimin y Jungkook dormían. Los pájaros cantaban y el sonido de las olas del mar se podía escuchar en la distancia, creando un ambiente perfecto para el inicio de un nuevo día.

Jungkook fue el primero en despertar. Abrió los ojos lentamente y sonrió al ver a Jimin durmiendo plácidamente a su lado. No pudo evitar acariciar suavemente el rostro de su amado, disfrutando de la paz que irradiaba en ese momento. Jimin se removió ligeramente y abrió los ojos, encontrándose con la mirada amorosa de Jungkook.

—Buenos días, hermoso —murmuró Jungkook, inclinándose para darle un beso suave en los labios.

Jimin sonrió, aún adormilado. —Buenos días, Kookie. ¿Dormiste bien?

—Mejor que nunca —respondió Jungkook, deslizándose más cerca para abrazar a Jimin—. ¿Qué te parece si hacemos el desayuno juntos hoy?

Jimin asintió, sus ojos brillando con entusiasmo. —Me encanta la idea. Vamos.

Ambos se levantaron de la cama, vistiéndose solo con la ropa interior, lo que añadía un toque provocativo a la mañana. Se levantaron rápidamente, ansiosos por disfrutar de su último día en la isla. Jungkook tomó la mano de Jimin y lo llevó a la cocina, donde el sol de la mañana entraba por las ventanas, iluminando la estancia con una luz cálida y acogedora.

Jimin se apoyó en la encimera, observando cómo Jungkook buscaba los ingredientes para preparar el desayuno. La mirada de Jimin se llenó de deseo al ver a su esposo moverse con confianza y gracia. Jungkook era impresionante, incluso en los momentos más cotidianos.

—¿Qué te gustaría para el desayuno? —preguntó Jungkook, sonriendo mientras sacaba huevos, tocino y algunas frutas.

—Sorpréndeme —respondió Jimin, mordiendo su labio inferior de manera provocativa.

Jungkook sonrió y se acercó a Jimin, inclinándose para susurrarle al oído. —Te prometo que será una sorpresa deliciosa.

Jimin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante el tono seductor de Jungkook. Mientras Jungkook comenzaba a preparar los ingredientes, Jimin se unió a él, cortando algunas frutas y preparando el café.

El ambiente en la cocina se volvió más íntimo y cargado de deseo con cada momento que pasaba. Jungkook, al estar concentrado en cocinar, no pudo evitar notar cómo Jimin se acercaba a él, rozando su cuerpo contra el suyo de vez en cuando.

—¿Estás tratando de distraerme? —preguntó Jungkook, girando la cabeza para mirar a Jimin con una sonrisa traviesa.

—Tal vez —respondió Jimin, inclinándose para besar el cuello de Jungkook suavemente—. Me encanta verte así, tan concentrado y sexy.

Jungkook dejó escapar una risa suave y giró para enfrentar a Jimin, atrapándolo entre sus brazos. —Si sigues así, no terminaremos nunca el desayuno.

Jimin rió y deslizó sus manos por el pecho de Jungkook. —Quizás esa es la idea.

La atmósfera entre ellos se volvió más cargada de electricidad. Jungkook, incapaz de resistir más, tomó a Jimin por la cintura y lo levantó, sentándolo sobre la encimera. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de deseo y amor.