Capitulo 17 "Cambios inesperados"

17 3 0
                                    

Era un día extraño, estaba nublado pero se sentía el ambiente cálido. Era un clima que no le hacia querer quedarse en sus casas y salir, y crear recuerdos felices con quienes quieres.

A estado tan sola por mucho tiempo y no por qué nadie quisiera estar con ella, ella alejaba a las personas por su estado. Sentía que nadie la podía entender, que nadie la podía ayudar y que en verdad es gratis hablar.

Constantemente al mirarse al espejo tenía discusiones internas. Una parte de su inconsciente le echaba la culpa de lo que sucedió y otra parte, con una voz débil, trataba de cambiar las cosas; que todavía hay una oportunidad. Es difícil recordar los momentos de felicidad cuando los malos recuerdos poseen más peso en uno.

Y es por esa razón que no podía salir de ese circulo vicioso. Cada vez que lo intentaba se entregaba a un vicio. Recorrer la casa donde existen recuerdos de personas que ya no están, personas con las que viviste y amaste mucho. No es fácil de aceptar.

Pero en su mente creaba otra realidad, una en la que el futuro no existe. La regresaba al pasado a aquellos días donde todo parecía estar bien, ese era otro de sus tantos problemas.

Estaba presente sin estarlo.

Varia entre el pasado y el presente. Hay días en los que recorre su casa mientras habla con su hijo y otros días está recorriendo entre llantos y lamentos su hogar. No estaba bien y no puede ver que estaba lastimando a los demás.

Estaba vacía de alma, creía que su dolor era imborrable, insuperable. Y los de afuera solo deben tener que esperar y acompañarla en su proceso.

Hoy era uno de esos días en los que estaba presente. Con la mirada perdida mirando el exterior tratando de cesar las voces de su cabeza pero algo la saco de su trance. Un ruido producido en su estómago que crecía y se dejaba escuchar.
No había comido en mucho tiempo y decidió dejar de torturarse por hoy y salir de su habitación.

Parada frente a su puerta trato de controlar su respiración, salir implicaba muchas cosas y ser fuerte como antes era más complicado ahora. Pero salió fuerte, sin hacer ruido recorría los pasillos y bajaba las escaleras con mucho pesar.

No sé escuchaban ruidos, así que supuso que estaba sola. En la mesa de la cocina tenía varias notas que sabe muy bien quién las escribió. Darla era y será siempre su mejor amiga, la persona que más la ayudaba. Aunque lo triste de esto es que su hija antes dejaba notas...ya no lo hace. Tampoco la ve muy seguido. Otra cosa por la que sentirse mal.

Y mientras torpemente buscaba comida, encontró una caja de galletas las cuales tomo, dejando ver atrás en el fondo unas botellas de alcohol. No cuestionó nada y cuando cerro los muebles un ruido arriba la alarmó. Parecía que se cayeron algunas cosas, así que después de dejar las cosas en la mesa subió y el ruido seguía y aumentaba según se acercaba. Noto que era la habitación de su pequeña y se pregunto que día era. Estaba tan perdida.

Se asomo un poco a la puerta para mirar, y ahí estaba su hija con auriculares de casco dibujando o estudiando. Se movía demasiado y no sabía con exactitud que hacía pero parecía estar feliz y tranquila. Estuvo un rato así observándola y después juraría que la vio más contenta, desde que tomó su celular y parecía hablar con alguien.

En el fondo se pregunta cuánto tardo en recuperarse de lo de Melog.

Pero no dura mucho estar presente. Entre esos movimientos que su hija hacía podía ver por segundos a su pequeño. Esto la hirió como en otras ocasiones y cuando bajo a comer un poco, después de una, dos y llegando a tres abrió los muebles y se llevó las botellas a su cuarto. Subiendo tambaleando, no por estar borracha sino por qué su cuerpo sentía el peso de un dolor que jamás podría quitarse...Una escena lamentable y lúgubre que estaba siendo vista por la chica con ojos de fatiga, porque otra vez el mismo cuento se repetiría.

Aprender A Quererte AU CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora