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Desperté poco a poco y vi que tenía puesto una vía en el brazo. Intenté ubicarme mirando a mi alrededor, deduciendo que estaba en la enfermería. De pronto, me asusté, porque alguien tomo mi mano y yo la retiré del sobresalto mientras miraba hacia la dirección, viendo aquellos ojos hermosos mirarme preocupados. Le dediqué una media sonrisa que al parecer, acabó contagiándose a sus labios. ¿Por qué estaba aquí?

-Sam...

-Dice la enfermera Lucy que tuviste una subida muy fuerte de tensión arterial. – Yo asentí, perdiéndome en su mirada. ¿Cómo podía provocarme tanta tranquilidad con solo su presencia?

-No es la primera vez que me pasa. Incluso me pasaba antes de llegar aquí.- Solté una suave risa mirando hacia el frente ahora. Entonces, vi a Lucy llegar con una sonrisa en su rostro.

-Hola. Estás hecho una mierda, ¿eh? Te vuelves viejo.- Soltó una risa y yo solo sonreí negando.

-Quítame esto, tengo que hacer cosas, Lucy. –Llevé mi mano hacia las vías intentando quitármelas.

-Eh, eh, eh, quieto ahí. ¿Cómo que tienes cosas que hacer? ¿Y si te desmayas por ahí?

-Yo... Puedo ayudarlo. Puedo ir con el.- Se escuchó la tímida voz de Samantha, y tanto Lucy como yo, giramos la cabeza hacia ella, que se mostraba algo cabizbaja y sonrojada. –Si... si quieres.

Tras unos momentos, conseguí convencer a Lucy para irme de allí con la ayuda de Samantha. Esta niña me empezaba a caer bien. Bueno... A quién quería engañar, me cayó bien desde mucho antes.

Descargábamos el Jeep de la artillería pesada que estuvimos probando, luego ella se encargó de hacer los informes y yo de pasar a limpio los datos que anoté cuando estuvimos en el campo de tiro. En todo ese tiempo, casi no intercambiamos palabra, y en cierto modo, me gustaba, ya que no me agradaba nada que me interrumpieran con estúpidas conversaciones cuando estaba haciendo algo. Prácticamente estuvimos todo el día atareados y aquello me ayudó, porque casi hicimos todo lo que tenía que hacer esa semana, lo que me dejaba unos días libres gracias a Samantha. Cuando dirigí la mirada hacia ella, bostezó y se vio de una forma demasiado adorable, luego me miró y soltó una suave risa mientras se sonrojaba.

-¿Tienes sueño? ¿Qué hora es?- Pregunté mientras miraba mi reloj. –La una de la mañana... Hm. Lo dejaremos por hoy.

-¿De verdad? No... Yo no tengo sueño, eh.

-No, bostezas por gusto, ¿verdad?- Cerré una carpeta en la cual estaba escribiendo y le dediqué una sonrisa. Al pasar por su lado, le revolví un poco su cabello y subí al Jeep esperando a que ella subiera también.

Una vez estuvimos los dos en el Jeep, arranqué, poniendo rumbo hacia el módulo donde se encontraban las habitaciones. Hubo un silencio y para mi sorpresa, no fue incómodo, porque en ningún momento tuve la necesidad de decir nada ni poner música. Al llegar, ni siquiera me molesté en bajar del Jeep, porque cuando miré hacia ella, me encontré con su mirada analizándome. Sonreí levemente y carraspeé pasando una mano por mi pelo algo nervioso.

-Bueno, ya estamos aquí...

-Sí, ya lo vi...- La miré a los ojos fijamente mientras veía que ella se iba inclinando lentamente hacia mí, yo también me fui inclinando suavemente, apoyando mi mano en el volante, con tan mala suerte que toqué el claxon y dimos un salto en el asiento los dos, retirándonos casi al instante.

-Joder, puta mierda de claxon. Tendrían que colocarlo en el maletero.

-¿Sí? ¿Y cómo piensas tocarlo mientras conduces?- Soltó una adorable risa y arrugó la nariz mientras yo la veía. Alcé mis cejas y levanté un poco el mentón.

Ejercito ( Riverduccion)( En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora