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Rivers POV

El cielo estaba tan estrellado... Me desperté por el calor que me proporcionaba Félix, y es que el muy bobo se dejó la ventana cerrada antes de dormir, así que el calor que me proporcionaba era bochornoso porque acabé bañada en sudor, lo que fue bastante incómodo. Sin su permiso, me duché con total discreción y tomé una de las camisetas de el y unos shorts para estar por aquella habitación. Me encontraba mirando por la ventana cuando escuché unos sollozos a mi espalda. ¿Félix?

Al mirar hacia la cama me encontré con una figura de cabello negro y despeinado hecha una bolita, abrazado a sus rodillas y su rostro escondido. Por su respiración irregular y sollozos supuse que lloraba, ¿qué ocurría? Jamás había pensado que lloraría de esa manera, pero... Todos tenemos sentimientos, ¿no?

Algunos más que otros.

Me acerqué con cautela a el, sentándome a su lado, acaricié su cabello lentamente en la oscuridad que nos vislumbraba la luz de la luna que entraba por la ventana, el se asustó tanto que del pequeño salto que dio, se cayó de la cama.

-Samantha... ¿Cómo...?- No pude evitar soltar una suave risita cuando lo vi caer después de comprobar que estaba bien, así que me volvía a sentar junto a el, pero esta vez en el suelo. Cuando fui a acariciarle la mejilla hubo algo que me dejó paralizada, y es que el se alejó, como si mi mano le hiciera daño

-Felix... ¿Has tenido una pesadilla?- El se encogió de hombros mirando al suelo, creo.

-No lo sé.

-¿Cómo que no lo sabes?

-Empezó bien, pero acabó mal.- Noté sus orbes posarse en mí y fruncí el ceño.

-Entonces es una pesadilla.- El negó rápidamente y se levantó algo tembloroso. ¿Cómo podía alguien tan duro y frío mostrarse tan débil en aquellos momentos?

-Samantha, vete.

-¿Qué?

-Que te vayas.- No comprendía ni lo más mínimo la bipolaridad que el manejaba en aquellos instantes, pero no iba a dejarme pisotear, y menos cuando no estábamos de servicio.

-Me iré si me da la gana, no porque tú lo digas, engreído. ¿Quién te crees para ir besando a alguien y luego dejarla tirada como a la mierda?- Observé cuando encendí la luz que el se apoyó con sus manos en el quicio de la ventana, viendo que sus nudillos tomaban un tono blanquecino al estar haciendo fuerza.

-Por si no lo has notado, te he dejado dormir en mi cama, y esta es mi habitación. ¿Quieres que llame a un superior para que te obligue a irte y te ponga una sanción por haber irrumpido mi estancia?

-No serías capaz.- Dije casi incrédula. ¿Cómo podía tener esas dos caras tan marcadas? Hace apenas unas horas, me besaba con tantas ganas que hasta perdimos la noción del tiempo, ahora solo podía ver desprecio en su mirada hacia mí. Aunque no tenía claro si el desprecio era ciertamente hacia mí o hacia el mismo.

En su mirada noté que sí, que era capaz de echarme de aquella forma, así que tan solo gruñí y salí de la habitación. Cerré la puerta y me di cuenta que iba con una camiseta gigante y unos shorts que también me quedaban grandes, pero mi orgullo me impidió volver a tocar la puerta para tomar mi uniforme. Fui caminando, de forma que por el pasillo solo se escuchaban unos pies descalzos por el eco que se formaba, hasta que vi a mi padre, al final, metido en su despacho con la puerta abierta. Tragué saliva para que no me viera salir de aquel módulo, hasta me puse de puntillas. Nadie sabía lo que yo pasaba con él, nadie sabía lo que me hacía, y las marcas que me dejaba por todo el cuerpo gritaban a gritos algo de ayuda, pero las acallaba con la ropa.

Ejercito ( Riverduccion)( En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora