Primera prueba

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Se besaban tan apasionadamente que no supieron en qué momento eso había subido de tono. Ya no parecía sólo un beso; más bien, se podría decir que se devoraban mutuamente. Las manos de Cry recorrían sin pudor alguno debajo de la blusa de Yeri, acariciando y apretando todo a su paso. Ella emitía leves y casi inaudibles gemidos, volviendo loco al peliblanco, pero no iba a dejar que ella consiguiera lo que quería así de fácil. Por más que estuviera al límite, a punto de tirarlo todo por la borda y hacerla suya en ese mismo instante, su orgullo pesaba más. Con la poca conciencia que le quedaba, se apartó bruscamente de Yeri. Su respiración agitada delataba su excitación, pero sus ojos ardientes la fulminaban con la mirada.

Yeri, aún aturdida por el beso, lo miró confundida, tratando de entender lo que acababa de pasar. 

 —¿Qué demonios? —preguntó ella, aun tratando de recuperar el aliento. 

—¿Qué? —dijo él con una sonrisa irónica—. ¿Acaso querías que continúe?

 —¿A qué estás jugando, Cry? —Esta vez estaba realmente molesta. 

—¿Yo jugando? Más bien, ¿a qué juegas tú? —le respondió tajante, dejando a Yeri confundida

—Escuché toda la conversación que tuviste con tu amiguita. —  Los ojos de Yeri se agrandaron de sorpresa  —. Sí, escuché cómo planeabas hacerme caer a tus pies solo para vengarte. ¿Y sabes qué? Acepto jugar contigo tu ridículo juego, pero a mi manera. No voy a actuar como un cobarde escondido detrás de un plan ridículo, yo sí iré en serio, quien avisa no traiciona.— Exclamó. 

Yeri, ahora más que sorprendida, estaba aturdida. No le gustaba nada no tener el control de la situación. —¡Ah, sí! ¿Y qué se supone que harás, Cry? —preguntó desafiante, intentando recuperar el control de la situación—. No te tengo miedo. 

—No quiero eso —dijo él, acercándose nuevamente de forma intimidante—. Desde ahora, somos novios, oficiales. Yo no hago las cosas a medias y odio mentir, así que esa es mi regla. 

 —¿Qué dices? —Ella esperaba todo menos que él decidiera formalizar algo que ni siquiera había empezado. 

—Por cierto —añadió él con una sonrisa burlona—, no te será difícil, considerando lo mucho que te gustó el beso.

Yeri sintió un calor subiendo por su rostro sin poder ocultar la vergüenza. 

—Pero... —continuó Cry —ese no es mi estilo, a diferencia de ti que hasta con el barrendero te meterías si te lo encuentras por la calle estando cachonda. Entonces en el lugar retumbó un "¡PLAS!". Yeri le había dado una cachetada en respuesta a tal ofensa. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las contuvo y secó rápidamente, evitando que resbalen por su rostro. 

—No me conoces, Cry. No hables con tanta seguridad sólo por pensar que lo que ves en redes es mi vida real o es mi verdadero yo. Tú no sabes nada de mí. ¡Así que guárdate tus malditas palabras! 

Cry la miró sorprendido, llevándose una mano al rostro donde recibió el golpe. No esperaba esa reacción por parte de ella; tal vez que lo pateara o lo rasguñara como una gata en celo, pero eso no. Verla contener las lágrimas lo dejó desconcertado.

Antes de que pudiera responder, el teléfono sonó, interrumpiendo el tenso momento. —Hola, Don Silvio —dijo Cry, girándose un poco para darle la espalda a Yeri—. Sí, todo está bien. Claro, nos vemos en un rato. Cry colgó y miró a Yeri sin expresión alguna, aún procesando todo lo que acababa de pasar. —Tu padre quiere que nos encontremos con él en el estudio. Parece que hay algunos documentos importantes que necesitamos revisar. Así que, ¿vamos? Podemos seguir esta discusión de quién se coge a quién después. 

Líneas del Caos - CRYMUA/YERAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora