Líneas del Caos - CRYMUA/YERAY

Verdad o .... Beso?

ROUND 6

El tiempo parecía haberse detenido mientras Yeri intentaba recuperar el aliento tras la intensa confrontación con Cry. Con la espalda aún apoyada contra la puerta de su habitación, la adrenalina corría por su cuerpo, pero algo más comenzaba a bullir dentro de ella: un deseo incontrolable de tomar el control.

—Bien Cry, debo admitir que casi lo logras, pero... ahora es mi turno —dijo con una sonrisa que haría temblar hasta al mismísimo Satán.

Al día siguiente, ambos partieron en avión hacia Veracruz, ya que era más rápido. Sobra decir que por poco pierden el vuelo, pues la DOÑA, según Cry, se quedó dormida y él tuvo que casi tumbar la puerta para despertarla. Todo el vuelo estuvieron sentados juntos; Yeri fue del lado de la ventana, obviamente, aunque ni miraba, pero tenía que estar ahí porque sí y ya. Cry llevaba los auriculares puestos; a pesar de actuar relajado y desinteresado, en el fondo estaba realmente preocupado. Iba a conocer a toda la familia de su "NOVIA", y eso volvería las cosas mucho más formales entre ellos.

Anteriormente, él intentó hablar con ella sobre eso, pero solo le restó importancia diciéndole que se relajara, que eran personas muy agradables. Dándose cuenta con desdén de que tal vez ella ni pensaba en él como algo serio, para ella solo era uno más del montón, cosa que por algún motivo... le molestaba sobremanera. Ya sin poder dar vuelta atrás, tuvo que subir con ella al avión y, como siempre, cuidar de la niñita de papá.

Aunque el vuelo no era largo, Yeri se quedó dormida pues, según ella, la despertaron muy temprano, sin poder evitarlo cayó rendida en los brazos de Morfeo y recostó su cabeza sobre el hombro de Cry, quien al percatarse solo se acercó más a ella para que pudiese estar cómoda. Al cabo de unos minutos, él también se quedó dormido, recostando su cabeza levemente hacia ella también, haciendo que ambos se vieran realmente tiernos ante los demás.

Llegaron enseguida y ambos despertaron al mismo tiempo, se miraron sorprendidos sin decir nada, pues estaban un poco avergonzados por la situación. Se apresuraron a tomar sus cosas para bajar y tomar un Uber, y fueron directos a la casa de la pelinegra, donde toda la familia se encontraba reunida. Al bajar del automóvil sin siquiera dudarlo o preguntar, Yeri lo tomó de la mano y lo jaló dentro de la casa; este a su vez la miró sorprendido, pero ella en respuesta solo le guiñó un ojo, haciendo que él se sonrojara.

Toda la familia quedó encantada con el chico por su gran belleza y su cordialidad. Mamá Bratz aún tenía sus dudas, pues ya muchos habían lastimado a su hija, y sabía lo mala que era ella para elegir pareja, pero después de que viese cómo el chico ayudaba a su hija en todo: a poner los platos, a servir las ensaladas, etc., y siempre estaba pendiente de ella y de cómo era realmente atento con todos, comenzó a cambiar de opinión. Después de haber conocido a los otros noviecitos, quienes solo se sentaban a esperar que ella les sirviera y que solo se la pasaban tomándose fotos y grabando o mirándose al espejo, sabía que ese chico era diferente al resto.

Más tarde, apenas tuvo una oportunidad, se acercó a él para hacer conversación. Él le contó sobre su familia, sus padres, su vida, y sus metas, etc. Entonces pudo ver en él sinceridad y madurez, le pareció un chico bastante centrado para su edad, con ideas claras y, por sobre todo, que respetaba a sus padres, trabajaba por lo suyo y no tenía vicios. Cuando le preguntó qué sentía por Yeri, Cry se puso serio y exhaló pesado, miró en dirección a ella, la vio tan feliz con su familia que sin darse cuenta sonrió tan genuinamente que la madre de Yeri notó cómo le brillaban los ojos.

—No prometo ser la mejor persona del mundo, porque nadie lo es, pero lo que le puedo decir con toda seguridad es que Yeri me está cambiando. Ella logra que yo haga cosas que jamás pensé hacer, o que esté aquí, cuando jamás había conocido a ninguna familia de alguna novia antes, pues no soy muy abierto realmente. En fin, ella me inspira y eso es algo que admiro de ella —respondió sinceramente, pues no quería mentirle a una madre. Él respetaba demasiado a sus mayores y si decía que estaba muy enamorado, estaría mintiendo... ¿verdad? —pensó, aún sin estar seguro de qué era lo que realmente sentía por ella.