Prólogo - Choque.

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Un chico con auriculares puestos con la total intención de ignorar a todos, dando largos suspiros y con la mirada afilada denotando un total desaire, se encontraba mirando por la ventana del avión que lo llevaba de Guadalajara a la Ciudad de México. Odiaba de sobremanera los vuelos, pero por más que intentó evitar esta situación no tuvo de otra que aceptar tremenda desfachatez. No le hacía mucha gracia tener que interrumpir su vida tranquila por un favor a un viejo amigo de su padre, pero aquí estaba, obligado a ayudar a su mimada y berrinchuda hija a escribir sus canciones.

Con el pelo blanco como la nieve, piel clara como la luna y ojos azules como el cielo y un cuerpo cubierto de tatuajes artísticos, era una figura difícil de ignorar.

A sus 27 años, con apariencia imponente pero una belleza andrógina y su aura de misterio lo habían convertido en un ídolo para muchos. Sin embargo, detrás de su fachada de perfección se escondía un alma compleja. Serio y sarcástico, con un humor ácido y una honestidad brutal, CRY no era fácil de domar. Su introversión y madurez contrastaban con la fama que lo rodeaba, y su lengua afilada no dudaba en herir con sus palabras, su gran inteligencia lo llevó a lanzar varios libros e incluso lo ayudo con la música. Su capacidad para escribir canciones en tiempo récord lo hicieron muy popular entre otros artistas quienes lo buscaban para que les escribiera sus canciones.

Pero ni con toda esa gran inteligencia pudo librarse de su padre y su viejo amigo, tras una llamada suplicante contándole que estaba en grabes problemas pues su hijita estaba a sólo meses de hacer una gran gira, pero por azares del destino quien le escribía las canciones era ni más ni menos que su NOVIO, que para más colmo fue descubierto infraganti besando a Merari su ex mejor amiga, como sabrán no fue una situación fácil de ignorar, hicieron enojar al centauro y no hubo quien la pare.

Prendió las redes, rompió todo, lanzo a diestra y siniestra, a pesar de ser la víctima, su gran bocota ha hecho temblar a más de uno haciendo que nadie tenga el valor suficiente de querer trabajar con ella. ¿Y quién fue la solución? Pues él... Vaya ironía.

Quién diría que meses antes, él estaba lanzando mierda a la Bratz jarocha en sus lives y que ahora estaba camino a su encuentro para hacer lo que juró destruir, canciones sin sentido, morbosas y odiosas, según él, puro ruido y contaminación sonora.

Yeri MUA, a sus 25 años, era la viva imagen de una Bratz: cabello negro hasta la cintura, ojos marrones que ocultaba tras pupilentes de colores, labios carnosos y un cuerpo escultural. Su fama no se basaba solo en su talento musical, pues, aunque no tenía una gran voz, su carisma lograba que llenara todos los sitios a dónde se presentaba, pero su fama no constaba sólo en la música, sino también en sus escándalos amorosos, sus peleas en redes sociales y sus constantes cambios de humor. Extrovertida y amante de las fiestas, Yeri era una Sagitario típica, siempre lista para la aventura y la diversión. Su franqueza, a veces su impulsivo temperamento, la habían metido en innumerables problemas, pero también le había ganado una legión de fans que adoraban su autenticidad.

Ciudad de México, México

El señor Silvio, padre de Yeri lo invitó a una reunión para charlar lo cual él aceptó a regañadientes por respeto, pero con la única intención de rechazar la oferta, a pesar de prometerle una jugosa remuneración. Propuesta muy tentadora debía admitirlo pues tenía el sueño de fundar su propia disquera y comprarse una casa en Nueva York.

La bulliciosa Ciudad de México vibraba al ritmo de su vida nocturna. Entre las luces de neón y el aroma de las deliciosas comidas callejeras, se encontraba el Hotel Gran Majestic, donde dos mundos estaban a punto de colisionar: el de Eduard, más conocido por sus fans como CRY, un famoso cantautor, streamer y modelo de Guadalajara, y el de Yeri MUA, una influencer y cantante urbana conocida por sus escándalos y excéntrica personalidad.

Un encuentro inesperado

Al llegar a la Ciudad de México, CRY fue directo al hotel donde se alojaría. Después de registrarse, decidió dar una vuelta por el vestíbulo para despejar su mente antes de la reunión., Fue entonces cuando, distraído con su teléfono, al girar una esquina, chocó de frente con una joven. El impacto fue suficiente para hacerla tambalear, éste por reflejo la sostuvo de los hombros y se disculpó de inmediato, cuando la miró y quedo completamente tieso, la reconoció de inmediato a pesar de nunca haberla visto en persona antes. Había oído y visto suficiente sobre Yeri Mua para saber que no le agradaría en absoluto exactamente el tipo de persona que CRY evitaba.

-¡Mierda, lo que me faltaba! – Maldijo a sus adentros.

Yeri levantó la mirada y al igual que él, quedó completamente tiesa. Por un segundo se perdió en esos ojos azules, tratando de mantener la compostura mientras intentaba recordar dónde había visto a ese hombre tan jodidamente bello, poco a poco fue frunciendo el ceño, ¡¡¡BINGO!!!... vinieron a su mente los videos donde CRY se burlaba de ella, la llamaba superficial y una reina del drama.

-Ese hombre... desgraciado. - pensó ella, mientras bruscamente se soltaba del agarre del chico.

—¡Oye, fíjate por dónde vas! ¡Me lastimaste! —exclamó la chica, frotándose el brazo, fingiendo dolor para ocultar su sorpresa al reconocer al hombre que la había criticado en sus redes sociales. Un intercambio de miradas cargadas de rencor y arrogancia marcó el inicio de una relación tormentosa.

—Lo siento, no fue mi intención —respondió CRY, manteniendo su mirada desafiante—.

—¡Eres un idiota! ¡Eres tan torpe como en tus videos!

Sin decir más, Yeri se alejó, dejando a CRY atrás. Éste a su vez esbozó una sonrisa bastante tenebrosa mientras miraba por dónde ella había partido.

Así que ella lo conocía... interesante, eso no lo esperaba, tal vez sólo tal vez, aceptar trabajar con Silvio sólo para darle una lección a la diva, no sería tan mala idea, después de todo no tenía nada más que hacer por unos meses y lo mejor es que ganaría dinero por ello. Si iba a trabajar con ella, al menos sería divertido. Decidido a torturarla un poco por el entretenimiento, aceptaría la oferta del padre de Yeri.

Yeri, aturdida y molesta por el encuentro, se dirigió a la sala de reuniones donde la esperaba su padre allí conocería a la persona que la ayudaría con sus letras. A regañadientes, se dirigió al lugar acordado.

-Que rayos hacía ese chico ahí. ?, y cómo es posible que de entre tantas personas, justamente se haya topado con él, vaya mierda de día. -

Al llegar saludó a su padre quien le dijo que el chico llegaría en algunos minutos, ella decidió pasar el tiempo distraída con su teléfono.

El sonido de su padre saludando a alguien la sacó de su ensimismamiento. Levantó la vista y se encontró cara a cara con CRY, quien la miraba con una sonrisa altanera.

—Hola, Yeri —dijo CRY, disfrutando de la expresión de shock en su rostro.

Yeri abrió la boca, pero no salió ningún sonido. Su padre, ajeno a la tensión, sonreía complacido.

—Yeri, él es CRY, tu nuevo colaborador. Confío en que trabajarán bien juntos.

Yeri miró a su padre con la boca completamente abierta y luego a CRY, quien seguía sonriendo de manera inquietante.

-TU!!!!- Yeri se paró de un salto apuntando al chico con el dedo.

—Esto se va a poner divertido —murmuró CRY para sí mismo, disfrutando de cada segundo de la incomodidad de Yeri.

Estaba atónita, no podía creer que el hombre al que tanto despreciaba ahora sería quien la ayudaría a crear su música. CRY, por su parte, disfrutaba de la incomodidad de la situación. Había visto en Yeri una oportunidad para divertirse un poco a costa de su arrogancia y caprichos.

El juego había comenzado. Dos mundos completamente diferentes, dos personalidades opuestas, se veían obligados a trabajar juntos. 

Líneas del Caos - CRYMUA/YERAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora