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Heeseung esperaba pacientemente en el auto por Jake, quien estaba en ese momento en una terapia de psicología.
Lo ponía muy orgulloso saber que el chico había tomado la desición de empezar terapia por si mismo y sin tener que haber recibido la recomendación de alguien.
Habían pasado 8 meses desde que el chico había empezado a ir con su psicologo nuevamente, 8 meses donde muchas cosas habían cambiado para bien, obviamente.

Pero había algo que al mayor todavía le inquietaba.
Él y Jake todavía no le tenían un título oficial a su relación.
Porque sí, aquella noche que Heeseung sé lo había pedido el menor había aceptado, pero ninguno estaba realmente seguro si era lo mejor. Tan solo a semanas de eso decidieron que lo mejor era empezar de nuevo e ir lento, porque Jake tenía mucho que sanar y Heeseung también.

Durante todos estos meses salían y se besaban, pasaban noches juntos y de más pero todavía no eran novios.
Heeseung creía que todavía no era el momento, pero vamos, solo estaba temeroso de que el chico lo rechazara aún cuando sus amigos le aseguraban que eso no pasaría, se querían mucho y ya llevaban casi 10 meses conociéndose, era el momento.
Por eso estaba allí afuera como todos los domingos, esperando por buscar al pelinegro y llevarlo a casa, que claro, era la de su abuela.

Jake había hecho varios avances, como el mejorar un poco la relación con su padre, no es la mejor, pero al menos podían verse sin terminar peleados.
Y aunque su padre lo negara, Jake seguía siendo su consentido. No le falló en ningún momento respecto al dinero, y también quiso poner algo de parte para que su relación mejorara, y para Jake eso era más que suficiente, porque conocía a su padre, y sabía que lo que estaba haciendo ahora era un gran esfuerzo y fuerza de voluntad, y lo atesoraba.

Su celular vibró, con un mensaje de Jake avisando que ya estaba por salir y que lo esperara donde siempre. Frente a una cafetería para pasar a comprar algún dulce que deseara, porque sí, Jake últimamente andaba más dulcero que antes y ahí estaba heeseung para cumplirle sus caprichos.

Lo vió desde lejos, soltando automáticamente una sonrisa, el chico venía dando pequeños saltitos con una sonrisa plasmada en su rostro. Llegó corriendo hasta el auto y abrazó fuertemente al mayor, que antes estaba apoyado en el capó del auto.

– Hola, mi vida. - Saludó el castaño luego de que el abrazo hubiese acabado. – ¿Qué tal hoy?

– Lo mismo de siempre, solo que hoy tuvimos otro temita de que hablar.

– ¿Ah sí? ¿Y me contarás?

El chico pareció pensarlo pero a los segundo negó con ternura separándose de Heeseung y corriendo hasta el auto.
– ¡Apúrate, hay que ir a casa!

– P-pero... - Bufó con gracia.

Jake era un caso totalmente.

El viaje en el auto fue divertido, tal y como lo era siempre. Con sus improvisados karaokes que dejaban a Jake maravillado por la voz del mayor.

– Deberías ser cantante.

A los minutos llegaron a la casa del menor.
Cuando entraron lo primero que hizo Jake fue tirarse totalmente agotado al sofá que quedaba al medio de la sala, sacando una risa en Heeseung.

– ¿Cansado?

– Mm... Nop. Solo quiero que vengas y te recuestes conmigo.

El mayor asintió, dejando las llaves del auto a un lado. Caminó con tranquilidad hasta quedar frente al sofá.
– ¿Te quedarás allí parado?

Heeseung soltó una risa, para luego tirarse encima del chico.

Le hizo cosquillas por un buen rato, amaba la risa de Jake como nada en el mundo, pero claro, lo mejor era cuando su ronda de besos empezaba.
Algunas manos traviesas que no llegaban a nada porque ambos sabían que el mayor debía irse a trabajar, era mejor no quitarle el tiempo.

Chico Delivery -HeeJake- 📱🖋️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora