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– Hijito mío, esto también hay que llevarlo! - Gritó la mujer mayor a la distancia.
Jake sólo soltó una risa y se acercó a dónde estaba su abuela.

Estaban de compras, ya que al parecer a la vieja se le había olvidado hacer la despensa hace varios días y hoy amanecieron con la sorpresa de que no había nada, absolutamente nada.
Ambos con rostros apenados decidieron ir juntos a hacer las compras, y también para aprovechar a pasar un buen rato de nieto y abuela.

– Abu, te dije que no cargues éstas cosas tan pesadas... - Regañó, quitando de sus manos una bolsa que en realidad no estaba taaan pesada, pero Jake era un nieto que la cuidaba hasta en la mínima cosa, si es por él, mejor que su abuelita no hiciera esfuerzo alguno.

– Jaeyun, yo también quiero ayudar.

– Me ayudas cuando no te esfuerzas mucho y no te ponés en peligro.

La mujer rió, enternecida por el trato de atención de su nieto.
Caminaron juntos hasta llegar al auto del menor, decididos a ir a casa.

El viaje fue bastante sereno, escuchando las canciones que su abuela se dedicaba a escuchar cada que pasaba el rato tejiendo, y Jake no se quejaba, también las disfrutaba.
Entre el bullicio de la música pudo escuchar la fuerte tos de su abuela, lo que lo preocupó al verla pegada en la tos.

– Abu, respira.

La mujer siguió tosiendo, tratando de agarrar aire pero fallando.
Jake detuvo el auto, para poder darle leves golpesitos en la espalda de la mujer para ayudarla un poco, fue en cuestión de varios segundos cuando la mujer pudo respirar con tranquilidad.

– Vieja pendeja, me asustas...

– Ay mijo! - Se quejó la mujer, tocándose la espalda por algún dolor. – Creo que necesito volver al hospital.

– ¿No dijiste que te habían dado de alta la última vez?

– Los obligué.

Jake la miró pasmado, esa mujer estaba loca.

– ¡¿Los obligaste?! Abu, ¡Estas enferma!

– Ay Jaeyun, no lo estoy, solo estoy muriendo...

– ¡No digas eso! - La mujer rió, moviendo su cabeza en negación.

– Si no lo digo yo, ¿Quien más?. Soy una anciana, Jaeyunie... Tengo setenta y ocho años, no es ninguna sorpresa que esté así.

El menor no dijo nada, porque sabía que si lo hacía lloraría, y era lo menos que quería.
– Vayamos al hospital, al menos para que te receten algo para que se te calme esa tos de motor.

– Jajaja, de acuerdo mijo.

Luego de compartir una sonrisa volvió a prender el auto, ahora cambiando el rumbo hacia el hospital.









































– ¡Muchachos, acabamos de recibir otra llamada y al parecer a la vieja Shim la volvieron a internar en el hospital, preparen un lindo arreglo!

Heeseung confundido volteó a ver a aquella mujer que apareció y abrió cada una de las puertas para dar ese aviso, dejándolo sin nada que decir.

– ...¿Otra vez?

– Ah... - Escuchó suspirar a Woo a su lado. – La vieja Shim, todavía se cree atleta y no le da importancia a su medicación.

– ¿Está enferma?

– Algo así, Hee. Como todo anciano, llega un punto donde ya su cuerpo no da para las mismas cosas, y del poco conocimiento que tengo de ella al parecer tiene problemas respiratorios, desde muy muy muy joven.

Chico Delivery -HeeJake- 📱🖋️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora