Capitulo 12: De Luca, con amor.

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Jacob se despertó gracias a la luz que entraba por la ventana de la habitación. Observó hacia sus alrededores, confuso. Se detuvo en cuanto notó la presencia de aquel pelinegro a su lado.

Luego de comer el pastel, Luca se cambió de ropa para ponerse algo más cómodo, hablaron de cosas que extrañaban cuando eran pequeños, de lo satisfactorio que era simplemente estar a su lado.

Decidieron dormir juntos en una de las dos camas, no querían desaprovechar el momento.

Los ojos de Luca se abrieron lentamente al notar que el castaño se encontraba observándolo.

—Buenos días. — susurró, curvando con sus labios una pequeña sonrisa.

El ojiazul se acercó y dejó un corto beso en los labios del menor.

—Buenos días, amor — dijo, besando la comisura del chico.

—¿Amor? — este se rio.

Jacob se alejó un poco, frunciendo su ceño.

—¿No te puedo decir amor? — preguntó, haciendo un puchero.

El pelinegro se sentó, acomodándose en la cama.

—Sí, si puedes. — dijo, estirándose un poco. —¿Dónde has estado viviendo todo este tiempo? — interrogó, envolviendo al castaño en un abrazo, acurrucándose con él.

—Mmmmm, — lo pensó un poco. —mis padres tienen un departamento que nunca usaron, — explicó este, pasando su mano por la cabellera del pelinegro. —ahí me quedo con Stanley.

—Ah, Stanley. — repitió el chico.

—Sí, ¿lo conoces?

—Algo así. — susurró, hundiendo su rostro en el pecho del opuesto. —En el bolsillo delantero de mi mochila hay algo de dinero, ¿puedes ir a comprar algunas cosas para cocinar?

—No sé cocinar. — mencionó el ojiazul, soltando alguna que otra pequeña risa.

—¿Y quién cocina en donde vives? 

—No cocinamos, solo pedimos comida. Generalmente no coincidimos dentro del departamento. — respondió el chico, restándole importancia.

Hicieron algo de silencio. Luca se recostó cerca del cuello de este haciendo que el mayor sintiera la respiración caliente chocar con él. 

—¿Cuándo volveremos a hacer esto? — preguntó.

—Cuando tú quieras. — respondió el otro.

—¿De verdad? — Luca se levantó un poco para ahora sentir el aliento de ambos chocar en sus rostros. —¿Cuándo quiera?

—Sí, no tendré ningún problema en complacerte, podemos escaparnos de vez en cuando.

Luca sonrió para luego besarlo, le agradaba ver esta faceta de Jacob. Pensaba que si algún día lo encontraba todo se volvería algo raro, pero, en cambio, se sentía como esa pareja a distancia que se volvía a ver luego de mucho tiempo.

—Yo cocinaré. — dijo el pelinegro, levantándose de la cama. —Busca algo con decencia para cocinar en lo que limpio los trastes de ayer.

El castaño lo observó, enarcando una ceja. Se levantó de la cama y tomó una de las camisetas que habían comprado ayer, cambiándosela en el baño.

Se lavó sus dientes y su rostro, cada vez que miraba al espejo una sonrisa se le escapaba. Se notaba a leguas que estaba feliz, y eso le preocupaba un poco. 

Luego se acercó a la mochila negra que el pecoso siempre cargaba con él, donde en el bolsillo habían unos cien dólares.

—¿De dónde sacas este dinero? — preguntó con un rostro serio.

La Belleza De Volver A Encontrarte [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora