Capítulo 15: Segunda Historia. (Pt1)

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Cinco Años Antes:

La familia Scott, como de costumbre, se hallaba desayunando en el lindo comedor que contenía su casa. Margaret había preparado un rico desayuno para cada miembro de la familia y al parecer todos disfrutaban de ello.

—Cariño, papá y yo debemos ir a Suecia por unos días, tu abuelo se encuentra enfermo y debemos visitarlo — dijo la señora de la casa mientras se llevaba un trozo de fruta a la boca, intercalando la mirada entre su esposo y su hijo.

—No quiero estar solo. — dijo el menor.

—No estarás solo, tía Eleanor vendrá y te cuidará.

—La tía Eleanor me da miedo. — mencionó algo indispuesto a pasar tiempo con aquella mujer cuando sus padres partieran de viaje. —¿No puedo ir con ustedes?

—Es algo contagioso, no queremos ponerte en riesgo. Si hay algo que no te gusta podrás llamarnos por teléfono y hablamos con ella. Si te sirve de consuelo, está cuidando también a Sasha, así que también vendrá.

Jacob asintió desganado, no dijo nada más y se levantó de la mesa sin antes agradecer por lo comido. Como era sábado, subió nuevamente las escaleras de su hogar hasta caminar a su habitación.

Hace algo de tiempo había cumplido un año más de vida, y lo había festejado haciendo una pequeña reunión con Maia y Stanley, sus dos mejores amigos. 

También hace casi más de una semana no compartía tanto tiempo como le gustaría con el pequeño Luca, por lo que ni siquiera le pudo decir que era su cumpleaños y pasarlo junto a él, eso era lo que más quería. Pero sus padres se habían vuelto algo pesados con ingresar a la habitación del castaño en las madrugadas, aun así seguía viendo al pecoso a través de su ventana. Ambos desarrollaron juntos un raro lenguaje de señas para comunicarse mientras se encontraban algo lejos el uno del otro.

—¿Qué se supone que tengo que hacer hoy? — se preguntaba a sí mismo una y otra vez dando vueltas en el gran cuarto.

En su cumpleaños, Margaret le regaló un buen teléfono que estaba aprendiendo a usar. Sus padres se encontraban algo en contra de que los niños usaran teléfonos inteligentes a tan temprana edad, pero como ya tenía trece años decidieron darle el voto de confianza.

Tomó su celular junto a sus audífonos e ingresó a un juego raro que había encontrado en la tienda de aplicaciones hace un pequeño tiempo. Este se trataba de partidas multijugador e individuales donde debías acabar con los jugadores restantes para subir así de nivel.

—¡Stanley, no vayas por ahí! — gritó a través del micrófono que contenían sus audífonos.

Mientras estaban en línea, cada vez era más común que el rubio y él jugaran juntos. Compartían mucho ya que estaban en vacaciones, por lo que sus lazos amistosos y su confianza se habían engrandecido con el paso del tiempo. 

Aquel chico fue eliminado y Jacob no duró mucho más, pues había otro escuadrón cerca. Dejó su teléfono a un lado y observó el techo. Stan se encontraba detrás de la línea, ya que aún no habían cerrado la sala donde ambos se encontraban en línea.

—Lo importante es divertiste. — dijo, intentando remediar la situación.

—Esa es la peor excusa para camuflar lo malo que eres jugando.

—Tal vez.

Jacob soltó un suspiro pesado para luego tomar nuevamente el teléfono. Jugaron algunas partidas más donde gracias a él ganaban, mientras que el otro muchacho solo servía de carnada. No era lo más interesante del mundo para ellos jugar, pero querían ser los chicos con rango más alto dentro de su círculo social en cuanto comenzara el nuevo curso escolar.

La Belleza De Volver A Encontrarte [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora