Capítulo 13: Becario.

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Luca se levantó rápidamente empujando tan fuerte al castaño que cayó del otro lado de la cama.

—¡Auch! — se quejó mediante un grito, sobando su trasero.

El de pelo negro lo observó sorprendido, con rapidez se llevó su dedo índice a sus labios para que hiciera silencio.

—¿Luca? — preguntaba el señor Carusso acercándose a la habitación. —¿Estás bien? 

El pecoso se abalanzó a la puerta, cerrándola.

—S-Sí. — dijo a través de ella.

—¿Seguro? 

—Sí, papá.

Suspiró, observando como el ojiazul se levantaba del suelo.

—Hoy conoceré a mi suegro. — bromeaba, susurrando.

—No digas eso, será incómodo si te ve aquí.

Noah tocó la puerta de la habitación.

—Luca, déjame pasar.

«Carajo», el chico maldecía mentalmente.

Frustrado, comenzó a observar alrededor buscando una salida. La ventana era muy peligroso, así que optó por un escondite.

—La cama, escóndete debajo de la cama. — le pidió al mayor, que enarcó una ceja.

—¿Me vas a dejar debajo de tu cama llena de porquerías?

—Dios, Jacob, si mi padre te ve, te comerá a preguntas.

—Con gusto respondo cada una de ellas. — se encogió de hombros, observándolo directamente.

—Ya escóndete. — demandó el pelinegro.

—Un beso primero.

Hizo una pequeña mueca por la actitud del chico ante el momento. Mientras él estaba sumamente preocupado, el otro parecía contento. Sin negarse ni un solo momento, dejó un corto beso en los labios del castaño, este sonrió triunfante. 

Se escondió donde le habían indicado y cuando el menor se aseguró que no se viera nada extraño, abrió la puerta.

—Papá, hola. — dijo con una risa nerviosa.

—¿Qué estás haciendo? — preguntó el hombre, examinando todo el entorno.

Los labios de su hijo se encontraban algo rojos y tenía un pequeño rasguño en su cuello. El mayor dirigió un poco su vista hasta el pantalón del chico y notó la erección que hace poco se había formado en su entrepierna.

Luca pudo detectar sorpresa en el rostro de su padre, por lo que se sonrojó de la vergüenza, tomando un pequeño lienzo que tenía a su alcance, cubriendo la zona observada.

—Dios. — murmuró el hombre, confundido.

—P-Papá, no es lo que parec-

El señor Carusso dejó escapar una carcajada de su boca, poniendo una mano en el hombro del muchacho, sosteniéndose.

—Bájate esa erección, —le sugirió, aun riendo. —encontré a Kara por el camino y no debe tardar en llegar, me dijo que quería hablar contigo. Para la próxima no te muerdas tanto los labios, te los lastimarás. — señaló con su mano libre el rostro del joven que se encontraba completamente rojo.

—Mm, papá-

—Es normal a tu edad, tranquilo. Te dejaré terminar.

El hombre quitó su brazo del hombro del chico, recomponiendo su postura mientras Luca lo observaba, deseando que se diera la vuelta y comenzara a andar alejándose de la habitación.

La Belleza De Volver A Encontrarte [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora