En donde la única hija del fallecido Rey Loco luego de la derrota del Príncipe de Plata y la desaparición de sus hermanos menores es tomada cautiva por el Rey Robert Baratheon.
El Rey Usurpador piensa ejecutarla por los crímenes de su padre y herman...
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En Lanza del Sol era un día muy alegre por las calles, era el día del nombre del príncipe Oberyn Martell, un gran banquete en su nombre sería celebrado y la gente común de Dorne celebraba el acontecimiento, por los salones de Palacio Antiguo gente noble de casas allegadas a los Martell disfrutaban del banquete. El príncipe celebrado se encontraba del brazo de su amante mientras sus hijas se divertian con los demás niños, la princesa Dhella quien se encontraba sentada al lado del príncipe Doran, el hermano mayor de Oberyn, conversaban silenciosamente ignorando a la multitud.
El regente de los Martell estaba avergonzado por el comportamiento de su hermano, conocía las intensiones del menor y había intentado persuadirlo de liberar a la joven de sus deseos de venganza, sin embargo, no había logrado nada, había visto la pálida piel de la Valyria tornarse del púrpura más oscuro, usualmente en sus mejillas, brazos y cuello. No quería imaginar como se encontraba el resto de su cuerpo, actualmente no eran visibles los golpes ya que se les indicó a sus doncellas a cargo que los cubriesen.
El príncipe Oberyn había seguido tomando a la princesa desde su noche de bodas, no hubo delicadeza en ninguno de sus encuentros.
"Príncipe Doran, ¿cree que pueda obtener un pastelillo de limón?" preguntó con voz tímida al príncipe quien mandó a traer un par de ellos para la princesa, últimamente había estado muy extraña, en las últimas dos lunas luego de su matrimonio empezó a sentirse más cansada de lo normal, sus senos dolían, sentía asco por algunos alimentos y solía antojar otros, sin contar que ya no jugaba con las niñas tan seguido, pues se solía marear demasiado, aunque eso no detenía a las dornienses en ir a visitarla y que ella les contase cuentos.
Mientras comía del plato observó a Tyene a acercarse a la mesa donde su madrastra y tío se encontraban "Dhella, tío Doran, ¡papá dijo que podría empezar a aprender a montar a caballo! " exclamó contenta haciendo sonreír a la platinada y al dorniense "Eso es muy bueno solcito, espero que nos invites a presenciar algunas de tus lecciones a la princesa Dhella y a mi" le respondió de igual manera Doran a la niña Sand
"Sii, le diré Ellaria qué invitemos a Dhella a cabalgar" la Targaryen se sonrojo ante la invitación no tácita, la niña saltaba y se sentaba en el regazo de la princesa mientras ambas de gustaban del pastelillo, su amena velada de vio interrumpida por el príncipe Oberyn quien levantó su copa desde su lugar, llamando la atención del salón.
"Quiero agradecer a cada Casa noble que se a tomado el tiempo de viajar y festejar conmigo en un día especial, ¡Salud!" todo el público vitoreo el discurso y Oberyn tomó de la cintura a Ellaria y junto sus labios con los de la Sand frente a todos en el salón. Dhella bajó la cabeza en humillación, todo el salón la veía de maneras desagradables, desde miradas de lástima hasta miradas de odio, y ahora había sido humillada frente a los nobles de Westeros, conocía algunos rostros pero eso ya no importaba, ahora era repudiada.
Bajó a Tyene de su regazo suavemente y la dejó junto con Doran antes de hacer una reverencia, retirandose sigilosamente del banquete qué seguramente transcurriria hasta muy tarde, se sentía humillada por su marido y su amante, Ellaria había sigo amable con ella, ayudaba a curar sus heridas, sin embargo, eso no quitaba qué fuese doloroso como pasó de ser una de las damas más queridas de Desembarco del Rey a la puta esposa del príncipe Oberyn, quien solo buscaba destruirla.
Antes de cruzar las puertas del salón se sintió mareada, tambaleandose se acercó a la puerta y de un momento a otro se desvaneció en el suelo causado revuelo.
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Oberyn se encontraba desconcertado y muy molesto, era tan estúpido como para follarse a la chica varias noches seguidas y que por su cabeza no pasara ni por un segundo el hecho de que podía quedar embarazada, había ignorado la existencia del té de luna mientras se sumia en su venganza. Ahora la Valyria llevaba en el vientre a un hijo suyo, la semilla había florecido en ella, se sentía molesto, molesto consigo mismo, ese niño llegaba a cambiar las cosas y sus planes de venganza en contra de la casa Targaryen.
Mientras se sumia en sus pensamientos la Targaryen empezó a removerse en la cama y a abrir los ojos lentamente, cegada por la luz "M... mi príncipe, ¿Qué me a pasado?" habló suavemente mientras se acostumbraba a la claridad de la habitación, Oberyn dirigió su mirada al maestre y este empezó a hablar "Princesa, debo preguntar cuando fue su última sangre Lunar" sin entender lo que sucedía ella simplemente contestó apenada "Y... Yo no lo sé mi señor"
En un ataque de cólera el dorniense tomó a Dhella por los brazos y la zarandeo con violencia "¿¡Cómo demonios no lo vas a saber maldita sea!?" con los ojos llorosos por el doloroso agarre respondió con dificultad "Perdóneme, perdóneme, mi príncipe, y...yo no lo sé, a...antes de ser enviada a Dorne tu...tuve mi primera sangre lunar" confesó para luego ser soltada de las manos del príncipe quien por un momento se arrepintió de todo lo que hizo.
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La Targaryen apenas acababa de florecer, era simplemente una joven inocente pagando por los pecados que no cometió, pero ahora con quince días del nombre estaba esperando un hijo suyo, concebido por el castigo más cruel que un hombre puede inflingir a una mujer, el maestre interrumpió sus pensares e informó a su esposa de su estado "Mi señora, me alegra informarle que usted está esperando un príncipe, Felicidades príncipe Oberyn" sin más él maestre salió de la habitación dejando a la pareja desolada, la chica llorando a mares con las mejillas sonrojadas y los ojos inundados mientras que el príncipe sentado en una orilla de la cama con el rostro escundido entre sus manos.
Se dio cuenta de lo que hizo, destruyó a una joven inocente por una venganza que no tenía ni pies ni cabeza. Elia estaria tan decepcionada de él, los llantos de la menor no ayudaban a calmar su cabeza, se levantó y se sentó a su lado respirando profundamente.
Dhella acarició su vientre con delicadeza y pensó en lo terrible que había sido para las mujeres Targaryen dar a luz, ella era joven y estaba asustada, ahora tenía una vida dentro suyo y solo esperaba que Oberyn le perdonase la vida a su bebé, podría hacer lo que quisiera con ella pero que dejara a su hijo tranquilo, de todas formas también era hijo de él.
