14: DRAGONES Y SERPIENTES

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NOTA: ¿Qué Alicent estoy usando? Olivia Cooke ¿Y qué Rhaenyra? Milly Alcock

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DAENERYS

Dany ajusta el catalejo con manos firmes, sus ojos púrpura fijos en el horizonte donde una gran galera de combate solitaria flota sobre el agua. El sol brilla intensamente, reflejándose en las olas y haciendo que el mar parezca un campo de joyas relucientes. Hoy es un día cálido, el aire huele a sal y para ella es un día especial.

—Ahí está, viejo, pero aun bastante intimidante. —Retrae el catalejo volteando hacía Rhaenyra. —No es que lo hagas bien en el primer día ¿De acuerdo? Se necesita práctica.

Sus ojos se vuelven a los hombres. Syrax parece perezosa ese día, pero cuando su hija se suba a la montura tal vez despabile. Los hombres trabajan con cuidado, ajustando los arpones grandes a los costados de la montura. Cada movimiento es meticuloso, asegurándose de que los arpones estén bien sujetos pero que al mismo tiempo no interfieran con el poderoso batir de las alas de Syrax. Los arpones son largos y pesados, hechos de acero forjado y diseñados para penetrar incluso las corazas más duras como el metal de los barcos intrusos.

Uno de los hombres, el herrero Martillo, se inclina sobre uno de los arpones, apretando los últimos pernos y verificando la estabilidad de la montura. El sonido metálico de las herramientas resuena en el aire, mezclándose con el rugido bajo de Syrax. El dragón permanece impaciente, sus ojos verdes brillan con curiosidad y su cola se agita ligeramente mientras los hombres terminan su trabajo.

—Madre dijo que era peligroso. —Dice asustada.

—¿Peligroso? Cariño, todo lo que hacen usted es peligroso para ella, incluso ponerse las sandalias solos. —Tal vez eso no la hizo sentir mejor, pero es cierto, Sansa es demasiado asustadiza con cualquier cosa que ocurra con sus hijos. —Esos arpones no tienen fuego salvaje, ni detonarán. Son arpones de prueba, los mismos que usaron tus hermanos para practicar su puntería. Todos aprendieron a tu edad. Y cada uno de tus hermanos tiene a un herrero que hace sus arpones. Martillo será tu herrero de preferencia para cualquier daño de montura y arpones.

Martillo, un hombre de apariencia imponente, aun se toma el tiempo de asegurarse de que se ajusten bien los arpones. Es enorme, con músculos que sobresalen bajo su piel bronceada y un rostro que parece haber sido tallado en piedra, descuidado pero fuerte. Su cabello, una maraña desordenada, cuelga alrededor de su rostro como una melena salvaje. La camiseta que lleva puesta está empapada de sudor, adherida a su cuerpo, y deja ver el vello oscuro y abundante en su pecho y brazos. A pesar de su aspecto rudo tiene una excelente dedicación en su trabajo como herrero que Rhaenyra aún no percibe.

Rhaenyra, con sus ojos púrpura abiertos de par en par, no puede ocultar su reacción. Nota cómo sus labios se aprietan en una fina línea y sus manos se tensan a los costados de su cuerpo. La entiende. Martillo, con su apariencia casi bestial, no inspira inmediatamente confianza.

—Margaery se irá al Norte, creo que Clavo sería un buen herrero personal... que no infunda miedo. —Susurra.

—Clavo fue su aprendiz. —Le dice con seriedad. —Cuando te vayas a gobernar Volantis necesitarás que alguien lidere un buen puñado de herreros.

—Me iré a Volantis cuando me case, para eso falta mucho.

—Martillo es el mejor herrero que hay en Nueva Valyria. No solo es fuerte, también es ingenioso. Syrax tendrá la montura más segura y cómoda posible. —Sus manos descansan sobre su cintura. —Además, fue tu madre quien lo eligió, no yo.

EN TU CORAZÓN ARDERÁ [DAENSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora