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Sabo supo que la ventaja que había generado en la escuela se esfumó en el momento en que Lucci entró a la escuela. Ni si quiera parecía importarles que usará un cabestrillo en su brazo herido.

— Sin duda la reputación de ese idiota no es infundada—. Sabo se quejó con Ace cuando vieron; que con solo entrar; muchos estaban rodeando a Lucci diciendo que esperaban ver su campaña de este año—. ¿Por qué se le acercan tanto? ¡Odia que lo toquen!

— Ve a quitárselos entonces—. Ace bromeó.

Sabo no logro procesar el sarcasmo de Ace puesto que no dudó en irse hacia donde ellos estaban para apartar a toda la multitud sujetando la mano de Lucci para llevárselo adentro del edificio bajo la mirada de todos, el consejo estudiantil volteó a ver a Ace, quién simplemente se encogió de hombros desligandose de las acciones de su hermano menor.

Lucci no pudo reaccionar cuando Sabo le sujeto la mano para llevarlo adentro del edificio, pasaron de la mano por los pasillos hasta llegar a un salón vacío, al estar solos se dieron cuenta de que no se habían soltado las manos en ningún momento.

— ¿Por qué me traes aquí?—. Lucci preguntó.

— Shh.

— ¿Cómo que "shh"?

— ¡Qué Shh!

Lucci lo vio extraño, frunciendo el ceño e intentando quitar su mano de la de Sabo, pero este no lo permitió; en cambio apretó más la mano para evitar que la retirará.

— ¿Me regresas mi mano?

— ¿Tú mano?—. Sabo vio su mano vaccia y luego levantó la otra para ver cómo seguía sujetando a Lucci—. ¡Tú mano!

— ¡Si, mi mano!—. Lucci gritó y apartó su mano de la de Sabo, aún que aún podía sentir su calor. Ambos jóvenes estaban sonrojados y rígidos en su lugar—. ¿Por qué me traes aquí?

— Y-yo- ¡Yo no quería que tanta gente te rodeará!—. Gritó Sabo, ya había perdido la vergüenza arrastrándolo hasta ese lugar.

— ¿Por qué?—. Lucci retrocedió un paso, si él gritaba de la nada no quería saber que diablos haría si se le acercaba.

— El viejo dice que odias que la gente te toque.

— Deje que me tocarás.

Ambos sentían que su cara estaba quemando en color rojo, ya no sabían cómo seguir hablando o que debían hacer ya que nunca habían estado en esa situación antes.

— ¿Cómo estás? Faltaste casi tres días.

— Estoy mejor, solo debo usar el cabestrillo una semana para que mi brazo, muñeca y mano estén mejor.

— ¿Tienes fiebre? Oí del viejo que el primer día estuviste en cama por eso—. Sabo estaba preocupado por Lucci y este lo sabía, aún sonrojado, el empezó a reír antes de decirle:

— Mio re—. Lucci le dijo en italiano, inmediatamente Sabo volteó a verlo; fue tan rápido que se escuchó su cuello tronar—. Sei un idiota.

— No hablo italiano pero se que me acaba de decir idiota.

— Es bueno que tú cerebro funcione—. Respondió Lucci, acercándose a Sabo para sujetar su mano, él otro no la retiro sabiendo que iba hacer. Aún que esta vez fue diferente, Lucci beso la palma de su mano en vez del dorso y luego su muñeca—. Voy a dejarte arrastrado por el suelo cuando notes que nadie va a votar por ti en las elecciones—. Lucci soltó su mano con cuidado antes de salir de la habitación.

Sabo; luego se cambiar color como un camaleón; gritó:

— ¡Te voy a vencer maldito! ¡Ya verás! ¡Quedará en tu historial y tu memoria el haber perdido contra mi!

¡Esto Es Guerra! [ONE PIECE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora