𝗈𝗇𝖼𝖾.

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"Got me feeling like pop rocks, strawberry, bubble gum"

Era jueves por la mañana y Park nunca se había sentido tan nervioso por ir a la escuela. No había salido de su habitación en más de una hora debido a que por primera vez se quería ver atractivo a los ojos de otra persona, él sabía que era guapo, en más de una ocasión se lo habían mencionado, pero no se veía a sí mismo como alguien extraordinario en su aspecto físico, y por esa misma razón se sentía un poco cohibido ante la idea de hablarle a Jungwon luego de haber visto a ese hombre el día de ayer por la tarde, no se podía comparar.

Él no era inseguro, jamás lo había sido en toda su vida, siempre había estado metido en su propio mundo sin preocuparse por las opiniones de los demás o de lo que querían otras personas. Y le gustaba ser así, seguro de sí mismo, sin tener que reventarse la cabeza solo porque a alguien no le gustó su actitud o sus palabras.

¿Entonces por qué ahora se sentía tan distinto?

Se había tomado su tiempo para escoger su atuendo y había estado acomodando su cabello en más de una ocasión, era irritante la necesidad que nacía en su pecho de querer verse bien, quería que Jungwon lo viera y pensará en lo guapo que era. Era absurdo estar pensando así ahora, después de haberla cagado con él.

Unos golpes en su puerta lo distrajeron de seguir mirándose en el espejo en busca de algún defecto en la vestimenta que había elegido al fin, luego de más de dos cambios.

-Se nos está haciendo tarde y todavía no has salido. -Su hermana habló sin abrir la puerta y de inmediato escuchó sus pasos alejándose de su habitación en dirección al comedor.

Se vió por última, tomó sus pertenencias y salió de su cuarto, caminó algunos pasos y se encontró a la pelinegra apoyada en la mesa mirando su celular.

-Vamos. -Yuju lo miró y salió por la puerta de salida hacia el pasillo del edificio, él en cambio, se acercó al pequeño animal negro y le dio unas suaves caricias junto a unas bajas palabras de adiós. -Deseame suerte, Gaeul, la necesito. -Con una última caricia se alejó de la gatita y fue hacia la salida.

De verdad necesitaba esa suerte, la necesitaba con desespero.

El lindo porrista se despidió de sus amigas con la promesa de ir con ellas de compras la próxima vez, ya tenía un compromiso y era uno importante.

Se dió ánimos y con la poca valentía que le quedaba, se dirigió hacia las gradas de la escuela.

Su corazón comenzó a latir con rapidez y sus mejillas se sintieron calientes por el solo hecho de pensar en juntarse con Sunghoon. Él lo hacía sentir de esa forma siempre, ni siquiera debía estar presente para que sus sentimientos comenzarán a florecer salvajemente, era absurdo ponerse así por alguien que no había hecho nada más que hacerle daño desde que empezaron hablar, pero no podía evitarlo, era adictiva la sensación.

Salió del edificio y busco con la mirada al tatuado, lo vió a lo lejos sentado mirando su cámara fotográfica con interés. Caminó hacia él y se sentó a su lado, dejó sus pertenencias en las gradas de arriba y con una pequeña sonrisa en sus labios tocó su brazo para llamar su atención.

-Estoy aquí, Sunghoon. -Este, dejó de observar el aparato y le dio toda su atención al pelinegro que estaba a su lado, luciendo tan bonito como siempre. - ¿Qué me querías decir? -Con un pequeño sonrojo que Jungwon en su vida había visto en los pómulos del chico a su derecha; le tomó las manos y las llevó a su pecho.

-Gracias por venir, Jungwon. -Bajó ambas manos y las dejó reposando en su regazo, no quería que Yang sintiera sus latidos desenfrenados, era vergonzoso. -Para empezar, lamento haber dicho que no significó nada nuestro encuentro, sé que ya te lo dije, pero quería decírtelo de nuevo, lo lamento y lamento también haberme portado muy mal contigo todos estos meses, suelo ser... mmh...

- ¿Un grosero que siempre anda de gruñón? -El porrista terminó con su frase y una risa salió de sus labios al escucharlo, era verdad, pero le daba gracia la forma tan linda y suave que él la había dicho.

-Sí, eso. -Una pequeña risa armoniosa y dulce salió de los preciosos labios de Won, aquello provocó un revuelo en el corazón de Sunghoon, creando la necesidad de hacerlo reír siempre que pudiera. -Al principio no me agradabas del todo, suelo ser una persona bastante juiciosa sobre los demás y sus preferencias, sé que está mal, me esforzaré para cambiar eso, de todas formas, todo lo que no me agradaba de ti me terminó gustando, eres una increíble persona Jungwon y no te conozco lo suficiente para decir eso, pero lo sé, algo aquí, -Puso su propia mano sobre donde se encontraba su corazón y continuó. -lo sabe. Sé que mi forma de demostrarlo no fue la mejor y está bien si no quieres aceptar mis disculpas, no te presionare a nada, pero por favor, acepta mi corazón Yang Jungwon, no espero nada a cambio, solo que lo aceptes.

A ese punto, el pelinegro estaba lo más rojo y nervioso posible, escuchar todas esas palabras salir de los labios de Sunghoon, el chico que le gustaba hace más de dos años era un sentimiento extraño y nuevo, algo que ni en sus mejores sueños pudo imaginar. No sabía que responder a eso, y suspuso que se quedó bastante tiempo en silencio mirando al pelinegro, porque este había soltado sus manos y había enredado sus dedos en su cabellera negra desordenandola, lo cual lo hizo ver más atractivo de lo que ya era.

- ¿Eso es un no? -La voz del fotógrafo salió como un pequeño susurro apenado por el pensamiento de haber sido rechazado por el lindo pelinegro a su lado. O sea, lo esperaba, una parte de su corazón esperaba esa respuesta, después de todo había sido un imbécil con él, no podía simplemente esperar que esté lo aceptará así como así solo por pedirle disculpas y ya.

-Tú de verdad eres más estúpido de lo que pensé. -Una vez más Yang soltó una hermosa risa y no supo muy bien como sentirse al respecto. - ¿De verdad nunca te diste cuenta de lo que yo sentía por ti?. -El pelinegro negó con su cabeza aún confundido por las palabras del chico a su lado. -Sunghoon, me tratabas mal casi siempre y algunas veces hasta me ignorabas, pero te seguía saludando e intentado hablar, ¡hasta fui a tu lugar de trabajo!, si alguien me hubiera tratado igual no le buscaría conversación, no soy idiota. -Siguió riéndose cuando vió la carita del tatuado, este se encontraba bastante abrumado y confundido, era bastante cómico de ver.

-No entiendo.

-Me gustas, Sunghoon. -Sus mejillas se sonrojaron al decir esas dos palabras y su pecho se apretó. Nunca había pensado en la idea de confesarse, no era lo que quería, pero en ese momento, después de escuchar las palabras de Park y verlo de esa forma, tan indispuesto y distinto a lo que normalmente es, las ganas de decirle cómo se sentía comenzaron a florecer en su interior.

- ¿Te...?, ¿te gusto?

-Sí, Sunghoon, me gustas desde hace mucho tiempo, sé que tal vez es algo verdaderamente ilógico y estúpido, digo, tú me odiabas y no te molestabas en ocultarlo, pero no sé, supongo que el amor es algo raro y- -Sus palabras quedaron en el aire al sentir unos brazos rodearlo y acercarlo al cuerpo de Park en un abrazo fuerte.

Sintió unos fuertes latidos y por un segundo no estuvo seguro si eran suyos o de Sunghoon, de todas formas, no le importó de quién de los dos era, lo único que importaba era el hecha de que la persona que amaba lo estaba sujetando entre sus brazos, haciéndolo sentir tan seguro y querido, que no quiso pensar en nada más que la calidez que le proporcionaba el cuerpo musculoso del pelinegro, era agradable.

Apoyó su cabeza en el pecho de Sunghoon y aspiró el exquisito aroma que desprendía su anatomía, embriagándose con este.

Ambos no querían separarse y así se quedaron, durante minutos solo escuchando sus respiraciones y los latidos de sus corazones.

No necesitaban nada más en ese momento.

(♡) › 𝗄𝗂𝗅𝗅 𝗆𝗒 𝗍𝗂𝗆𝖾. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora