Entregarle un mensaje a Lisa era complicado. Inna lo sabía muy bien, pues así ellas lo habían decidido.
Se lo trató de explicar a la General Kim, que se había sentado en la cómoda silla de su oficina, apoyando sus pies en la mesa, como si estuviera en su casa. Con su mano derecha jugaba con un cuchillo, mientras que con la otra, sostenía su arma de manera relajada.
—¿Complicado? —se había burlado la General con esa sonrisa de mofa, suspirando—. Es un favor, Madame Yoo. Un favor por nuestra reciente amistad.
No pasó por alto el sarcasmo y la ironía, el hecho de que la alfa la estuviera presionando de tal vil forma. Apretó su mandíbula, aunque sus ojos estaban bajos, sabiendo que lo mejor era no empujar los límites de la militar. Ella sabía lo volubles que podían ser.
—Sí, pero el mensaje le podrá llegar en unos días, no es inmediato —habló, tratando de que su voz no se sacudiera—. Y luego, la respuesta...
—No lo entiendes, Yoo —la General enterró el cuchillo con demasiada fuerza en la mesa—, yo no quiero que Lalisa me responda, porque Lalisa va a ir. De lo contrario, escogeré a una de tus lindas putas, me la llevaré al cuartel y la torturaré, ¿está más claro ahora?
Inna apretó sus manos en puños, enfurecida por la amenaza, pero teniendo claro también que no podía replicarle o negarse. Si la General Kim lo quería, simplemente podía hacer lo dicho sin que nadie le dijera algo. Al fin y al cabo, a nadie le importaba la muerte de una prostituta en manos de la policía.
Acabaré con este país, le había susurrado Lisa tanto tiempo atrás, tres semanas después de haberla acogido, te lo prometo, Inna, lo acabaré. Cada muerte de los míos, lo van a pagar.
Ella lo rogaba. Lo deseaba. Cada muerte de sus queridos, dulces y abandonados omegas, todos los que había perdido en el camino...
—¿Cuál es el mensaje?
Estaba sellado, se dio cuenta, e Inna no se arriesgaría a romperlo a pesar de que la curiosidad le ganara. Era pequeño, así que se lo entregó a Hyunah, que lo recibió en silencio y, una vez la General Kim se marchó, la omega salió a dejarlo.
Era un viaje largo que hacía ese papel para llegar a manos de Lisa. Hyunah debía ir al mercado bajo, un apestoso lugar en el que se vendían productos que, la mayoría del tiempo, eran de mala calidad. En el puesto de un beta compraba algo de frutas y verduras para el prostíbulo, y en el intercambio del dinero, ella entregaba el mensaje. De ahí, Son Hyunwoo pasaba el resto del día vendiendo sus productos y una vez vendía suficiente, guardaba todo y se encaminaba a la plaza principal de la ciudad, donde remataba sus últimos productos a bajo precio. Si tenían suerte, un omega que solía salir dos veces a la semana para comprar productos para su hogar, paseaba por el lugar.
Hyunwoo tuvo suerte. Mientras Lee Jisung compraba, Hyunwoo le entregó el papelito en la bolsa de productos. Sin decir nada, Jisung volvía a casa y debía esperar al anochecer, que era cuando su alfa, Lee Minho, llegaba del trabajo. Lo recibió con panes recién horneados.
ESTÁS LEYENDO
Inopia | Jenlisa
RomansaLalisa Manoban es una omega rebelde. Jennie Kim la encargada de capturarla. ➼ Jennie G!P ➼ Adaptación © Hobibuba ➼ Prohibido copiar o adaptar mi versión