Capitulo 22

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Seis años después

- ¿Por qué me odias Bill?

- Claro que no te odio.

- Es obvio que me odias.

- Gustav necesitas calmarte.- El Omega siguió colocando el arbolito mientras intentaba mantener el equilibrio en la escalera que lo acercaba a la punta del pino.

Bill exhaló fuerte al sentir un movimiento en su vientre.

- ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Te sientes mal? ¿Llamo a alguien? Te sobre esforzaste ¿verdad? Te dije que...- Hablaba Gustav tan rápido que apenas y se le entendía.

Bill se bajó con calma de la escalera mientras su amigo seguía su acelerado discurso.

Tomó una de las manos del beta y la puso contra su panza.

- Acaba de patear.- Dijo Bill sonriente.

- Oh.

Bill se rió mientras negaba con la cabeza.

- No estoy enfermo Gustav, solo embarazado.

- Muy embarazado. - Dijo su alfa entrando al salón, abrazó al Omega y le dio un suave beso en la sien.- Creí que el punto de colocarte con Gustav era que estuvieras seguro, no que le causaras un ataque de ansiedad.

- Solo estaba colocando la estrella.

- En una escalera con una panza de nueve meses, no estoy seguro de que ese haya sido tu mejor plan.

Bill aceptó la derrota dejando salir un puchero.

- Perdón Gustav, me emociona la navidad.

- Está bien luna, solo mantente sentado, por favor.- Rogó el beta y Bill solo le sonrió, esa había sido su discusión constante durante todo el embarazo del Omega, Gustav era incluso más estricto que el mismo Tom en cuanto a la seguridad del embarazado.

- ¿Quieres que llamemos a Ria, para saber por dónde vienen?

Su buena amiga había decidido no volver a la manada, eso había roto el corazón de Bill pero le alegraba saber que había encontrado la felicidad que tanto merecía, aún si era en manos de quién él menos se imaginaba.

- Si, por favor.

Aún con todo y la distancia la Omega se había comprometido a estar siempre presente en la vida de Bill, él sabía que despertaba en ella un instinto materno imposible de eliminar y se sentía totalmente recíproco. No importa que, Bill se aseguraba de siempre hablar con ella al menos una vez a la semana, Ria fue su primer polo a tierra, la primera persona en querer entenderlo, calmarlo y aún más amarlo.

Su alfa realizó una videollamada a su hermana, el lazo con ella seguía activo y vibrante, no importaba que Ría estuviera en otra manada ella siempre sería su hermana.

La Omega apareció en la cámara con una gran sonrisa.

- ¿Dónde está mi Billy?.- Fue lo primero que dijo la Omega buscando con la mirada.

- Hola para ti también Ria.- Se quejo Tom arqueando una ceja.

- Si, si que agradable verte Tom, ahora quita tu fea cara y déjame ver a mi bebé.

Bill se asomó por detrás de su pareja.

- No me puedes decir bebé ahora que tendré un bebé.- Señalo Bill su vientre grande y abultado.

- Siempre podré llamarte bebé Bill, no intentes ganar está pelea.

- ¿Dónde están tus horribles compañeros?

- Amor.- Lo reprendió Tom.

- Tu Omega sigue siendo grosero Tom.- Se escuchó la voz de Dieter.

- Es encantador.- Le corrigió Dove.

- ¿Estás seguro de querer pasar todo un mes con esa gente? Aún no es tarde para arrepentirnos y traer solo a Ria.- Pregunto Bill mirando a Tom.

- Es tarde.- Le Contesto Tom.- Ya están en la puerta.

El Omega se levantó de un salto y salió corriendo, seguido de los gritos de pánico de Gustav.

Los omegas se abrazaron fuertemente mientras Tom los veía en la puerta.

Ria se acercó a su hermano y lo abrazó.

- Felicitaciones por tu bebé.

- Gracias.- Agradeció Tom apretando con más fuerza a la Omega.

Después de una ronda de actualización y saludos entre los distintos miembros de las manadas y la cena, se sentaron en la sala a abrir los regalos.

El lugar estaba lleno fotos de la manada, sin embargo lo que más primaba eran imágenes de los viajes de Tom y Bill por el mundo, el alfa se tomó a pecho su misión de ayudar al chico a conocer todo lo que se había perdido en el tiempo que no estuvo libre. Bill amaba viajar, se volvió increíblemente social y hasta el momento Tom no había conocido ni a una persona a la que no le agradará, era tanto así que Tom se sintió con la necesidad de reclamar al chico más de una vez luego de sus reuniones de manada.

La llegada de su cachorro no fue una sorpresa Bill había estado teniendo un deseo muy fuerte de ser criado, y su alfa como es muy piadoso, lo complació, reiterativamente, en distintas posiciones y durante varios días.

- ¿Estás seguro de que no nacerá hoy?.- Les preguntó Georg.

- El doctor dijo que le faltaban al menos dos días más.

- Bueno con lo mucho que se está moviendo, creo que quiere sacarlo antes.

- No hay quien pueda mandar a tu luna Georg pero si quieres eres libre de intentar detenerme.- Dijo Bill con vos dura haciendo que beta se estremeciera y siguió tomando su chocolate caliente.

El bello Omega de Tom se había vuelto una persona con un gran carácter, ese hecho los sorprendió a todos ya que pasó de ser un tímido cachorro a ser un lobo que le decía todo el tiempo a la gente lo que pensaba, en su cara y sin anestesia. Todos lo amaban pero reconocían que no debían hacerlo enojar.

Tom se giró y vio a su pareja bailando suavemente con Ria, daban vueltas y susurraban como si se estuvieran contando todos los secretos del universo.

Quizá lo hacían, quizá entre esos dos extraordinarios seres se escondía toda la verdad, o al menos parte de ella, el secreto de como sanar, de cómo traer alegría, de cómo ser su mejor versión.

- Estás completamente perdido, no me imagino cuando nazca el cachorro.- Tom escucho la voz grave de Dieter a sus espaldas.

- Estoy de acuerdo mi amigo.- miró al líder de la otra manada una vez más.- estoy de acuerdo.

-  estoy de acuerdo

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La Luna De Un Alfa...(Toll,Twc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora