Narrador...
Seguía durmiendo cuando sintió al alfa llegar al cuarto, desde que se había despertado por primera vez sus días consistian en alimentarse y dormir, se sentía tan cansado todo el tiempo, su cuerpo no quería hacer nada. Y estar allí con ese agradable olor alfa rodeándolo, lo tenía en el paraíso.
Tom se había dado una ducha antes de llegar con el omega por lo que su cuerpo solo estaba cubierto por una suave toalla atada a su cintura, las gotas sobrantes de agua se deslizaban por sus músculos y desaparecen en el borde de la toalla antes de que pudieran terminar de ser vistas. Bill se sonrojó cuando el alfa levantó una de sus cejas al sentir su escrutinio.
— ¿Descansaste? .— Pregunto Tom a un sonrojado Omega que solo asintió con la cabeza.— Sería bueno que comieras ¿tienes antojos de algo en particular?.— Pregunto una vez más. Pero Bill negó, tanto tiempo sin comer o teniendo cualquier cosa en su estómago, le habían quitado el interés por la comida.
Tom suspiro por su respuesta y se acercó a él, Bill parpadeo como un cachorro recién despertado y se acurruco más en las cobijas.
Extendió una de sus manos y delineó su mandíbula.
— Ya no te estremeces cuando te toco ¿Es porque duermo contigo?.— Bill recargo su mano sobre la de Tom y le dió dos toques con uno de sus dedos, recordando su acuerdo de comunicación anterior.
— ¿Entonces?.— Pregunto sin entender.
Era más complejo que eso, el omega no sabia como decirle que en el poco tiempo que llevaban juntos Bill dejó de temerle, quizá nunca le temió en primer lugar, se sentía cómodo y totalmente a salvo con el alfa alrededor.
La mano de Tom se deslizó quitándole un poco las mantas para acariciar su cuello, los dedos del Alfa eran suaves pero su toque se sentía en todo su cuerpo, era como estar rodeado de una corriente eléctrica. Acercó su cara a él dándole pequeños vistazos todo el tiempo para medir su reacción, una vez que noto que el omega estaba cómodo enterró su nariz en la extensión de piel cremosa que había descubierto, sus tranzas le hacían cosquillas al omega por lo que soltó un pequeño resoplido.
Tom se sentía en las nubes, rodeado del aroma del niño combinado con el suyo propio. Cuando entro al cuarto y lo vio delineando sus abdominales con estos dos grandes ojos tuvo ganas de lanzarle a él y devorarlo, pero no podía hacerlo, el cachorro había pasado por tanto que lo último que necesitaba era un alfa follandolo hasta el cansancio después de despertar, quizá más adelante.
Tom no era un lobo decente, la mafia no tiene buenas personas en sus filas, pero había algo en ese pequeño pelinegro que lo hacía querer sacar todo lo agradable que había en él, ser dulce, comprensivo y por la Diosa Luna hasta protector.
Bill se removio de su agarre al sentir su lengua, el alfa estaba lamiendo como si fuera una paleta de hielo, sus toques empezaban a bajar hacia su cadera y de alguna forma las piernas de Bill ahora estaban abiertas albergando su gran cuerpo, los seguía separando la sabana pero el omega se sentía totalmente expuesto.
El alfa se congeló en su lugar al darse cuenta de la situación, se levantó rápidamente y le dió la espalda.
— Alístate para comer, puedes tomar cualquier cosa del armario, vendré por ti en diez minutos.— Dijo el alfa con voz ronca y salió de la habitación dejando a Bill aturdido y con un viscoso líquido escurriendo de entre sus piernas.
El Omega se pasó ambas manos por su rostro intentando cubrir su sonrojo, no había nadie que lo mirara pero seguía sintiendo mucha vergüenza.
By: Tom.
Los diez minutos se convirtieron en veinte en lo que podía deshacerme de mi molesta erección con la única forma que encontré, masturbándome un rato aun que nunca solía hacerlo. Mis instintos me estaban enloqueciendo, tener a ese omega ante mis ojos todo perfecto y mirándome con sus largas y torneadas piernas abiertas y su cuello lleno de mis marcas, me rentaban con la compañía de mi mano todas las noches.
Vi al pequeño omega acercarse a la mesa del comedor con la intención de sentarse en la silla de al lado. Pero nege con la cabeza y le señale mi regazo. Era una técnica habitual con omegas que habían pasado por traumas el hecho de apoyarles dejando que su lado más sumiso y primitivo fuera el que estuviera a flote, eso es lo que estaba intentando con el chico; para fortuna del omega aún no había tenido que enfrentarse a otros lobos pero yo no sabía cómo actuar cuando eso pasara.
El pequeño se acomodo en mis piernas con un sonrojo en sus mejillas.
— Ya has recuperado algo de peso ¿te sientes mejor?.— Pregunté y en seguida el dió un toque a mi mano.
— Te traje algo para mejorar nuestra comunicación.— Chasquee los dedos y enseguida recibí una pizarra pequeña en mis manos, el aparato tenía un grupo de marcadores que le permitirían al omega comunicarse de forma más efectiva, puesto que no sabia lengua de señas.
— ¿Te gusta?.— Pregunté, y Bill asintió con la cabeza sonriente haciendo que su largo cabello se sacudieran un poco.— ¿Cómo te llamas?
El omega dudo, me miro a los ojos y luego extendí su mano para tocar suavemente de mis labios. Sacudió la cabeza y escribió en la pizarra
-"Bill"
— Bueno Bill, por hoy solo cenaremos para finalizar el día, pero mañana te llevaré a que arreglen tu cabello, a parte también quiero hacerte algunas preguntas ¿está claro?
Bill solo asintió con la cabeza.
La cena pasó de forma amena, le daba pequeños bocados de comida a Bill mientras igual comía de mi propio plato. Al finalizar le limpie las manos con un paño húmedo y lo cargue hasta su cuarto.
Bill se estremeció al sentir la suavidad de la cama debajo de él. Cómo era costumbre me quite la camisa, quedando solo con los pantalón de dormir, pude ver como el omega desviaba la mirada sonrojado, me acoste a un lado de la cama y jale del Omega hasta posicionarlo encima de mi pecho, pude escuchar el suave jadeo que salió de sus labios mientras su cuerpo se tensaba.
— Descansa Bill.
No hubo respuesta solo sentí como su cuerpo se fue relajando lentamente, hasta caer en un sueño profundo sobre mi pecho.
Suspire frustrado mirando a la oscuridad de mi cuarto ¿Que estoy haciendo?, ¿Que estás haciendo conmigo Bill? fueron los últimos pensamientos de la noche.
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La Luna De Un Alfa...(Toll,Twc)
Lupi mannariEl mundo es un lugar cruel para un omega, aún más si naces en una de las familias de la mafia. Bill no recuerda cuándo fue la última vez que comió, que sonrío, que vio la luz del sol. Sus días eran agónicos y solo había una cosa que ansiaba, la muer...