By:Tom Kaulitz.
El jefe de la familia no era tan intocable como nos habían hecho pensar a todos, el bastardo había disfrutado asesinando a mis padres y mis hermanos pero no tenía las pelotas para enfrentarme sin rogar por su miserable vida.
— Tom, por favor, eres como un hijo para mi.—Rogo aquel bastardo y le di otro golpe en la cara con mi pie.
— Si tan solo no hubieras estado tan apurado por apoderarte del negocio de mi familia no estaríamos aquí Gordon.— Le dije dando otra patada, esta vez en la espalda.— Pero aquí estás, haciéndome ensuciar las manos con tu asquerosa sangre.— Solté con asco y tomé su cabello entre mis dedos y levante su rostro hacia mi.
— Por favor.— Sus lloriqueos eran patéticos, y me tenían más que harto.
— Diviértete en el infierno bastardo.—Fue lo último que dije para sacar mi arma y le dispararle en la cabeza, sus sesos se escurrieron en el mármol del piso, podía escuchar los lamentos de su esposa y sus hijos detrás de mí.
— Jefe....— Llamo mi Beta a mis espaldas, solo lo mire de reojo para que continuará.— Que hacemos con el resto de la familia.
—Matenlos a todos.— Ordene a mi Beta mientras salía de la habitación, sus gritos se escuchaban incluso a través de las mordazas, eran seres repugnantes, todos en esta familia.
Camine hacia el sótano de la casa, allí Gordon guardaba sus registros, por lo que el espía que tenía en su casa había dicho tenían más trapos sucios que podría utilizar a mi favor.
— Jefe, querrá ver esto.— Gustav se me acercó con una llave en sus manos, me la entregó y señaló la puerta al final del pasillo.
Abrí la puerta, el lugar apestaba y no entraba luz por ningún lado, al fondo en una de las esquinas más apartadas se podía ver algo moviéndose, no, mejor dicho encogiéndose.
— Bueno, bueno, que tenemos aquí.
By: Bill Trumper.
Frío, eso era lo único que mis piernas podían sentir, me calaba en la piel, en los huesos, en el alma. No estaba seguro de cuánto tiempo llevaba encerrado, ¿tres años? ¿siete? ¿diez quizás? perdi la noción del tiempo hace mucho, junto a las ganas de vivir.
Luego de que mis padres descubrieran que era un omega, habían enloquecido por completo, la mujer que se hizo llamar mi madre era indiferente a la mayoría de las cosas que tenían que ver con mi vida, pero esta vergüenza ¿qué dirían sus amigas? ¿y su esposo? un omega, un puto que se abriria de piernas para otros lobos y le daria bebes, simplemente lo mas bajo que habia podido crear la naturaleza.
De cualquier forma la reacción enloquecida de mi madre fue mejor que la de mi padre, aún recuerdo su sonrisa, y sus manos recorriendo mis pequeños muslos, junto con aquellas palabras que me asían temblar cada vez que las mensionaba.
— "Seguro te encontraré un buen uso en unos años Bill".
Yo solo tenia 10 años en ese entonces, y no lo había entendido. Pero ahora vivía atemorizado con esas palabras. Puedo recordar a mis hermanos, sus rostros al menos, a ellos no les podría importar menos, pero aun así aún mantenía las esperanzas, quizá algún día se interesen, quizás algún día les importe lo suficiente como para salvarme, no sacándome de esta jaula que me a mantenido pricionero por años, no, solo quiero que me dejen ir a un mejor lugar, la muerte sería una buena amiga si se la permitiera, si tan solo soltaran mis manos aprisionadas por cadenas y me dejaran intentarlo solo una vez más, solo necesito otra oportunidad y podría salir de mi agonía.
Puedo escuchar los sonidos que provienen del piso de arriba, eso era lo peor, poder escuchar todo, pero ellos no a mi, o quizá si lo hacen, quizá simplemente no les importo.
Inesperadamente la puerta de la cerradura se movía para abrir la puerta, al abrirse la luz me cegó por un momento.
— Oh mierda.— Escuche pasos corriendo hacia mi dirección pero todavía no podía ver bien, puedo oler una esencia, beta, pero no uno conocido.
— Debes ser uno de sus rehenes, espera te soltaré para poder llevarte arriba.— Dijo desatando mis manos con suavidad, intento no tocarme en los cortes que tenía en las muñecas pero fue difícil.— ¿Eres el hijo de alguna de las familias?
No escuché sus palabras, sentía demaciado miedo, era la primera vez en años que tenía a otro lobo enfrente, así que sin dudarlo corrí hacia la esquina, empujando mi cabeza entre mis rodillas e intentando hacerme lo más pequeño posible.
"Que no te vean,, que no te escuchen, no existes, no existes."
Las voces en mi cabeza se repetian una y otra vez, como un mantra.
—¿ Eres un omega?.— Pregunto aquel beta con voz sorprendida
"Que no te vean, que no te escuchen, no existes."
— Simone tuvo un hijo, hace muchos años, un niño de ojos Almendra y cabello negro.
"No existes, no existes, no existes."
— Gustavo el alfa está bajando.— Se dejó escuchar otra voz.
— ¡Mierda¡, tranquilo solo será un segundo, solo cerrare de nuevo por un segundo.
Habían más voces afuera de la puerta, mire mis manos, estaban libres, libres, solo necesitaba eso, una oportunidad, otra oportunidad ¿no era eso todo lo que había pedido?
Derrepente la puerta se abrió, esta vez la voz fue diferente, más áspera y ruda
— Bueno, bueno, que tenemos aquí.— Dijo aquel hombre parado frente a mi haciéndome encoger más en el pequeño espacio.
" Que no te vean."
"Por fin tengo las manos libres".
"Que no te escuchen."
Por fin libre
"No existes."
Extendió mis garras
"No existes."
Mi cuello fue atravesado poco a poco por el filo de mis garras.
"Todo a acabado."
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La Luna De Un Alfa...(Toll,Twc)
Manusia SerigalaEl mundo es un lugar cruel para un omega, aún más si naces en una de las familias de la mafia. Bill no recuerda cuándo fue la última vez que comió, que sonrío, que vio la luz del sol. Sus días eran agónicos y solo había una cosa que ansiaba, la muer...